Opinión
El cuento de la criada andaluza
Ha empezado la primera temporada de una nueva serie que está llamada a convertirse en el fenómeno de la temporada: la utilización babosa del feminismo por parte de la izquierda para coger por la fuerza del miedo los miles de votos que se le fueron cayendo de los bolsillos durante años. Cuando al socialismo no le gusta el resultado electoral enciende la hoguera de la ilegitimidad y se hace un brasero moral. Así, el Gobierno de Juanma Moreno es producto de un golpe de Estado y no de los millones de andaluces y andaluzas, permitan aquí el ridículo lenguaje inclusivo, que le dijeron a la ex presidenta que se fuera a su casa con el «tieso» de su marido, como tantos por allí. Y por su culpa.
El PSOE destina sus recursos económicos para fletar autobuses, que es lo mejor que se les ha dado históricamente más allá de Despeñaperros. Vale para las feministas como para los jubilados. Pronto veremos a veganos con bocata de lechuga en una vuelta ciclista a la región. La democracia es una unidad de destino en el chalé de Chipiona. El dinero de la Junta gastado en los puticlubs es una forma igualitaria de repartir el poder, cuando la corrupción llega a la bragueta machirula sin escraches. «Vi lapidar a una mujer», escribió Rosa Chacel con escalofrío cromosomático. Aprenda la ex de las que tienen autoridad intelectual, no las caricaturice.
Susana Díaz, entre el calvario y la penitencia, pretende crear una secta furibunda a la que como suma sacerdotisa empuje a la masa madre al suicidio colectivo. Así no se notará tanto que la única caída en la batalla es ella. La gran responsable de que Andalucía cabalgue a la cola de la desigualdad es la misma que ahora abre las puertas a la jauría humana, convenientemente manipulada, para que enseñe las prótesis del género. Las mujeres de aquella tierra engordan las cifras del paro. No hay báscula que aminore su peso. No es la biología, hermana. ¿Hay o habrá algún cambio tan radical en las políticas de las que tanto se enorgullece como para montar una manifestación preventiva? Juanma Moreno no tiene el flequillo de Donald Trump. Si hubo alguien que se comportó ayer al estilo de los extremistas fue Susana. Hace creer que a San Telmo ha llegado el cuento de la criada. Avergonzar al personal por no votarla. Esta ha sido la primera. Hasta acabar la sevillana le quedan otras tres. Pero la ex taconea en un tablao de arena donde acabarán enterrándola las propias mujeres por perder el compás y tratarlas como a súbditas que le llevan la bata de cola.
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