Opinión
Adolescentes, lactantes y política
Pues todo apunta a que vamos a tardar en librarnos de Greta Thunberg ya saben, esa adolescente sueca hija de familia pudiente que va riñendo de manera histriónica a todo el que le presta atención por hacer la vista gorda ante el precio que paga la salud del planeta por las comodidades que ella siempre disfruto en su país del primer mundo, tal vez ignorando a otros adolescentes del tercer mundo que contaminan sencillamente para poder vivir. Confirmado que Madrid acogerá la cumbre del clima, Greta vendrá para erigirse en «Prima Donna» agasajada por todo la mojigatería dirigente. Y es que existe una manifiesta proporcionalidad entre el bajo nivel de nuestra actual clase política –no sólo la española– y su desaforada capacidad para vanalizar todo aquello que tiene que ver con la actividad pública y la gestión de los grandes problemas que acucian a los ciudadanos. La mejora de las codiciones de vida de la gente unicamente merece pasar el corte si las redes sociales recogen a coveniencia el cómo y el de qué manera o si la demoscopia muestra, no sólo ausencia de desgaste sino, a ser posible, un aumento de la popularidad en esta especie de show de Truman en que lleva convertida la política desde hace ya unos años y donde vale absolutamente todo, incluida la utilización de la imagen de menores como si estos fueran a sacar, en última instancia, alguna castaña del fuego.
El debate de portavoces celebrado hace tres dias en el arranque de esta recortada campaña oficial hacia el 10-N veía la llegada de la representante de Unidas Podemos, Irene Montero, cargando con su hija Aitana de tres meses en el porta bebés ante la atónita mirada de cualquiera que pudiera pensar que ya estaba todo prácticamente visto. Montero está –dicho sea de paso– en su pleno derecho de acudir a este o a cualquier otro evento con su lactante, de igual manera que tendrá que asumir que la sublimación exagerada de la normalidad acabe teniendo el coste de ser interpretada como la burda utilización de un bebé en lides electorales. No es lo mismo acudir con la recién nacida a una consulta del dentista o a una reunión de la comunidad de vecinos que hacerlo en un debate electoral, entre otras cosas porque si hay una lid en la que debe mantenerse alejada en la medida de lo posible la presencia de los menores, esa es la política. Pero lo protagonizado por la número dos de los morados es una mera anécdota si se compara con el mucho más sonrojante caso de unos dirigentes internacionales que en la cumbre sobre el clima celebrada en Naciones Unidas el pasado septiembre permitieron que una adolescente de dieciséis años fagocitara toda la atención desde el punto de vista reivindicativo. Greta Thunberg es una menor que está siendo claramente utilizada por los mismos que acabarán por abandonarla como una auténtica muñeca rota y su presencia en la próxima cumbre del clima de Madrid en sustitución de Santiago de Chile puede que acabe certificando esa utización. Ahora que tanto se recurre a los #hahstag, no vendría nada mal un «fuera niños de la política», así para empezar.
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