Opinión
«Mareas» leonesas
Convendría cuidarse de según qué interlocutores o al menos hacerles alguna prueba del algodón por mucho que algunas de sus reivindicaciones estén cargadas de razón. El hecho de que con toda legitimidad miles de leoneses se manifestasen pidiendo inversiones y contra la despoblación no exime del riesgo ya materializado en otros territorios, sobre la proliferación de flautistas de «Hamelin» que, en la búsqueda de un sabroso escaño en el Congreso no dudan en tirar de demagogia para acabar canalizando una reivindicación transversal en favor de muy concretos intereses ideológicos. Para variar, la solución a los problemas locales pasa por el agravio comparativo con el vecino y más allá, con un afán secesionista que acaba por enfrentar a el caserío de arriba contra el de más abajo. La demagogia como canalizadora de «cabreos».
Escuchaba con atención en Onda Cero, entrevistado por Alsina, a uno de los «referentes» de la masiva manifestación del domingo en León, el geógrafo Sergio Tomé realizar una serie de consideraciones que, como poco llaman a hacérselo mirar, pero que sobre todo hacen preguntarse si lo que se pretende es la solución con criterios realistas a los problemas de la zona o la materialización de una opción política escorada hacia el nacionalismo de extrema izquierda que ya ha prendido en algunas comunidades autónomas en forma de «mareas» y otras franquicias, con el resultado ya conocido de un Parlamento nacional, convertido en sopa de letras de intereses cantonales. Mostraba la «patita» Tomé obviando una sola palabra hacia el agravio que para el resto de España supone el pacto entre el PSOE y el independentismo catalán, es más, ahora resulta que lo de «Madrid nos roba» también es el término ideal adoptado para justificar victimismos y nada como hacerlo señalando a la comunidad madrileña como uno de los responsables de esa España de «dos velocidades» por el mero hecho de no «achicharrar» a impuestos a los sufridos contribuyentes; una comunidad que, según Tomé, se ejercita en esa mala práctica del «dumping» fiscal… ¡Acabáramos!
Insistía el geógrafo en que el estado tiene la obligación de cubrir con inversiones aquellos huecos en los que no es suficiente el mercado, tal vez ignorando que si no hay demanda, ofertas como la de la minería del carbón están abocadas al fracaso. Un discurso en favor del intervencionismo estatal en el que ni siquiera ahorró la cita a las «ejemplares» prácticas del régimen chino. No había que escuchar mucho más, salvo añadirlo a la sarta de inexactitudes oportunistas lanzada por los líderes de UGT y CCOO en una marcha de gentes de buena fe. Ergo, León y la España despoblada ya tienen abanderados, «mareas» no contra el separatismo que gasta en embajadas el dinero de todos, sino contra los «fachas» que bajan impuestos. Cantonalismo paleto.
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