Coronavirus

VOLVAMOS A VER «BIENVENIDO MISTER MARSHALL»

Prefiero el ‘‘Aló ministras’’ al ‘‘Aló presidente’’; ellas están más en su papel de ‘‘El ala oeste de la Casa Blanca’’»

La verdad, prefiero el «Aló Ministras» al «Aló Presidente» Ellas están más en su papel de «El ala oeste de la Casa Blanca», o sea, que se lo creen más, le ponen a la cosa más marcha juncal, bizarría y ese punto de glamour y frescura «Moncloa new». Ejemplo: la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, dijo unas veinte veces «trabajadores y trabajadoras» y una frase para esculpir en la losa que tenemos encima: «Hay que convertir todos los días en domingos».

Habría que organizar guateques en los balcones, entre aplauso y aplauso, para que todos (y todas) cantemos con entusiasmo «Siempre es domingo», de Algueró, un éxito de los 60 que interpretaba Gelu. Decía algo así: «Siempre es domingo, no me preocupa ni me asusta el porvenir, cada día, cada hora, es domingo para mi…» Hombre, motiva menos que «Resistiré», pero es una inyección en vena de optimismo en plan ye-yé, que ya solo nos falta Marisol cantando aquello de «la vida es una tómbola, tom, tom, tómbola, de luz y de color…».

Nadie vende los logros del Gobierno como la portavoz, María Jesús Montero. Nadie como ella para explicar lo bien que se reaccionó, lo bien que se gestionó, lo bien que se compró, lo bien que se coordinó, lo bien que se distribuyó y lo bien que nos han peinado para reunirnos con el Mando Único, oye, que ves la cara de Salvador Illa y ya no echas de menos la Feria de Abril. Y dijo, no faltaba más, que «todos estamos a una, no es momento de reproches ni enfrentamientos».

Traducido: no nos critiquen, porfa, que es peor. Le faltó rematar con un «y en este Gobierno todas y todos somos muy altas y muy altos, y muy guapas y muy guapos, sobre todo nuestro amado líder, la luz que no guía». No se podía quedar atrás otra Montero, Irene, que a falta de Aló Ministras se le apareció en carne mortal a Jorge Javier Vázquez en «Sábado Deluxe» para exponer su tesis doctoral sobre el origen del coronavirus: «Los recortes en Sanidad nos dejaron desprotegidos». Los recortes del PP, claro. Todos los científicos del mundo no habían caído.

La derecha montaraz tiene la culpa de todo, y si Él no estrecha la mano que Pablo Casado le ha tendido es porque vaya usted a saber cómo anda de virus la susodicha mano, aunque la derecha siempre ha sido muy de guante de piel de cabritillo. Irene ha dado positivo por segunda vez, que ella es muy de repetir, y cuando le preguntaron por el estado de salud de su señor marido, respondió: «El vicepresidente se ha sometido a las pruebas y ha dado negativo». Atención: no dijo Pablo, ni mi marido, ni mi novio, ni mi compañero, ni mi pareja. No. Dijo el vicepresidente. Se le podría haber escapado, al menos, un «mi vicepresidente» o «vicepresidente mío», pero no.

Que se vea la jerarquía, la cadena de mando, lo bien que ella se cuadra; que se vea el brillo del cargo, la fuerza, el poderío del sí se puede. Se puede tanto, dicen, que como a Él le marque el termómetro unas décimas, el vice se viene arriba. Hay que volver a ver «Bienvenido, míster Marshall», de Berlanga. El pueblo engalanado y todos los vecinos vestiditos de fiesta esperando la visita de los americanos. Lo digo para que nos vayamos haciendo a la idea de cómo puede pasar de veloz por este pueblo nuestro el mercedes negro de las ayudas de la Unión Europea.