Coronavirus

Oliver Tahir, el puente entre Italia y Somalia

Una de las mejores facetas del periodismo es localizar a quienes ayudan a que los titulares se cumplan. Hace un par de semanas, la Prensa italiana llevaba destacada la historia de 14 médicos somalíes que ante la batalla contra el coronavirus se ofrecían para ayudar a sus colegas italianos. Algunos medios lo usaron para remarcar la solidaridad global que ha generado el Covid-19 y otros para hacer hincapié en la desesperada situación italiana: recurriendo a Somalia en busca de galenos.

Una rápida búsqueda en Google y comprobamos que todas las noticias que llegan desde el Cuerno de África son funestas. Inestabilidad, atentados perpetrados por los yihadistas de Al Shabaab, pobreza, hambre, desplazamientos forzosos... suelen acompañar a la palabra «Somalia». Por eso, el voluntariado de estos médicos de la Universidad Nacional de Mogadiscio es una auténtica proeza. Ellos no se consideran héroes. Simplemente, rememorando con nostalgia sus tiempos estudiantiles se acordaron de sus profesores de Universidad, la mayoría italianos. Así surgió esta iniciativa para solidarizarse con los 100 sanitarios que han fallecido en Italia a consecuencia del coronavirus.

Investigando sobre cuándo y cómo iban a llegar los somalíes a Italia di con Oliver Tahir. Este ingeniero italiano está removiendo Roma con Mogadiscio para hacer posible que el gesto de los doctores fructifique. «Al principio fueron 14 los médicos que ofrecieron sus servicios a Italia. Ahora se han sumado al equipo siete más», confiesa Tahir, que aparte de alabar el altruismo, insiste en que estos doctores se van a financiar los costes. «Nadie les va a pagar nada, ni los vuelos, ni las dietas, ni la estancia», remarca. «Están listos para partir. Entre ellos hay pediatras o expertos en UCI. Sin embargo, sus visados están varados en la Embajada italiana en Somalia. Nos dijeron que serían unos diez días de burocracia, pero aún no sabemos cuándo podrán venir».

En los 70, sus padres emigraron desde Mogadiscio al sur de Italia. Y hace 46 años nació él en Nápoles. Tras estudiar ingeniería informática en Londres decidió volver a su «casa» y la ciudad de la que está «enamorado». «Nápoles es maravillosa, es como una familia. Me encanta esa sensación de hospitalidad, de que donde comen dos, comen cinco». Allí Tahir está al frente de una empresa tecnológica especializada en seguridad. De hecho, ha ideado un dispositivo de protección personal similar a un spray pimienta, pero con la tecnología más puntera, para así erradicar la violencia contra las mujeres. Preparaba su salida al mercado para mayo, todo estaba listo. Hasta que se desató el brote de Covid-19 y ahora tendrá que esperar, al menos, hasta julio.

Sobre la historia entre Italia y su ex colonia, Tahir argumenta que las relaciones bilaterales actuales «son buenas. Desde hace un par de años hay cooperación, de ahí que los médicos somalíes no hayan dudado en ofrecerse». El presidente de Somalia, Abdullahi Mohamed, ya dijo de Tahir que era «el puente de unión entre las dos naciones». Y como tal, espera con ilusión la llegada de los voluntarios somalíes para recibirlos en el aeropuerto. Confiemos en que el sentido común y la solidaridad se impongan a la burocracia y no tengamos que cambiar el titular.