Opinión

Salarios en EE UU

Ingrediente habitual del pensamiento único es la demonización de Estados Unidos, presentado siempre como un país terrible, y despreciando los motivos de tantos millones de trabajadores que se han esforzado desde hace años para vivir en ese supuesto infierno.

Un aspecto reiterado incluso antes del coronavirus era la cuestión salarial, y se hablaba a menudo del problema del estancamiento de los ingresos de los trabajadores, algo que, como es natural, era atribuido a las terribles políticas liberalizadoras de Ronald Reagan.

Se dirá que la evidencia empírica avala el diagnóstico, porque en las últimas décadas el salario por hora del grueso de los trabajadores estadounidense no ha aumentado, a pesar de que sí lo han hecho tanto el PIB en términos reales como la productividad.

Las cosas, sin embargo, no parecen ser así en realidad, entre otras razones por el notable crecimiento de las prestaciones no salariales. Según un estudio del economista Marian L. Tupy, de Human Progress y el Instituto Cato, sobre el coste de la vida en EE UU desde 1979, se trata de prestaciones que pueden equivaler al 30% o hasta el 40% de los ingresos totales de los trabajadores.

Otro punto importante es que los productos consumidos por las familias norteamericanas se han abaratado considerablemente. En Human Progress hicieron la comparación entre sus precios en Sears en 1979 y en Walmart en 2015, para buscar el número de horas que el americano medio debe trabajar para comprar determinados artículos: una nevera, por ejemplo, le costaba en 2015 la mitad que en 1979, y eso sin considerar las ventajas medioambientales y de coste en el consumo eléctrico: señala Tupy que una nevera consume hoy la tercera parte de energía que en los años 1970.

Por supuesto que es necesario incorporar otras variables, cuyo precio ha aumentado, como la sanidad o la vivienda, aunque sus calidades lo hayan hecho a una tasa más elevada.

En suma, se trata de una cuestión complicada, a la que deben sumarse los impuestos y el gasto público redistributivo, que influyen, a veces considerablemente, en el nivel de vida de los ciudadanos.