Iglesia Católica

Persecución religiosa

Las guerras de religión entre los estados pertenecen, afortunadamente, a una etapa superada de la Historia, pero la violencia contra los creyentes de religiones monoteístas –en particular, contra judíos y cristianos–, por desgracia son actuales todavía. No hay que remontarse a Nerón o Diocleciano para recordar experiencias sangrientas durante el pasado siglo en Europa, como la de la España de la Segunda República, con el Frente Popular en especial; la de la desaparecida URSS, protagonizada por los comunistas contra la Iglesia Ortodoxa rusa; o la de América con la Guerra Cristera de México. Tras la Segunda Guerra Mundial y la terrible experiencia del holocausto nazi, las persecuciones son padecidas casi exclusivamente por minorías cristianas por talibanes terroristas islamistas en Siria, Irak y otros países de África y Asia. En España, con el Frente Popular otra vez en el Gobierno, se están impulsando políticas que tienen fijación con la Iglesia Católica. Ya no es que se legisle claramente contra principios y valores como la vida, la familia o la educación, con una clara orientación anticatólica, sino que se promueven irresponsablemente iniciativas que afectan a sucesos históricos, pretendiendo imponer por ley un relato falsario y revanchista.

El Valle de los Caídos es un ejemplo de esa fijación, con el odio hacia lo que la Cruz representa, que es exactamente todo lo contrario. Son hechos que tienen émulos y consecuencias, como hemos visto con la alcaldesa podemita comunista de Aguilar de la Frontera. No juguemos con fuego.