Pablo Iglesias

El iceberg de Sánchez

Pero Sánchez no puede pasar a la acción porque Iglesias es el arrendatario del Palacio de la Moncloa en el que quiere seguir habitando por ésta y por otra Legislatura.

Me decía ayer un amigo, guionista de cine, que la relación entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez le hacían pensar en Bertolt Brecht. El dramaturgo dejó dicho que «un hombre de verdad no puede no haber visto lo que ha visto». Y el presidente del Gobierno ha visto cómo su socio crea un universo paralelo. En ese universo paralelo, los medios de comunicación, mienten; el único relato verdadero es el del líder populista y sus acólitos; y se borra la violencia organizada, y sólo hay injusticia y represión en una democracia que no es democracia.

La misma táctica que el «trumpismo»: apoderarse de un relato que cambia la realidad empírica. A esto es a lo que se enfrenta el presidente del Gobierno de España dentro de su Consejo de Ministros. Y dado que, como sugiere mi interlocutor, la solución no parece que vaya a venir del principal partido de la oposición, entonces la solución sólo puede estar en otra frase del dramaturgo: «si eres lo que dices, pues pasa a la acción». Pero Sánchez no puede pasar a la acción porque Iglesias es el arrendatario del Palacio de la Moncloa en el que quiere seguir habitando por ésta y por otra Legislatura. Y no hay negociación posible entre los dos, ni golpe en la mesa por parte del presidente del Gobierno, por más que le haya ido bien en las elecciones catalanas o tenga ya aprobados unos Presupuestos, en la medida en que la compañía arrendataria no quiere negociar nada, sólo quiere seguir estando para seguir alimentando ese relato alternativo a la realidad del que depende la supervivencia de Podemos, y de Pablo Iglesias e Irene Montero.

Quien me ha enseñado que «está lo que sabemos, lo que no sabemos, lo que no sabemos que sabemos y lo que sabemos y no queremos ver porque tememos perder la cabeza», puede que pensara en otras cosas cuando me llevaba a reflexionar sobre el poder de la imaginación.

Pero a mí se me va la vista a Pedro Sánchez, y hasta a Pablo Casado, cuando doy vueltas a la idea de que un desafío es como un iceberg: «lo que se ve no es lo desafiante, es lo que no se ve». Dicen que hay que tener cuidado, que en lo que imaginamos, a veces de manera fugaz, «suelen estar los deseos más potentes». Por eso piensan que «la imaginación crea realidad». Iglesias está creando una realidad con su imaginación que, si no la frenan a tiempo, puede acabar en iceberg.