Opinión

El lacerante ridículo de Ciudadanos

Es comprensible el enorme cabreo que existe en La Moncloa, porque no se hicieron los deberes

En política se puede hacer todo, menos el ridículo. Es lo que ha hecho Ciudadanos en Murcia presentando una moción de censura que ha fracasado antes de que se debata en la asamblea. Arrimadas y su equipo se han cubierto de gloria. Hay tres diputados díscolos que han optado por la dignidad frente la indignidad y mantendrán su apoyo al PP. Han decidido cumplir el pacto que permitió formar el gobierno de coalición y por eso no se dejan arrastrar en la operación diseñada por el PSOE para provocar una crisis en el centro derecha. Lo que el miércoles parecía una auténtica catástrofe para el PP y un golpe irreversible que podía acabar con Casado se está transformando en una victoria que le puede ayudar en la refundación de ese espacio político. Cuando se conocieron las mociones de censura en Murcia, que afectaban al gobierno de la comunidad autónoma y a la capital, así como el grave riesgo que corría Madrid, parecía que Arrimadas y Sánchez habían conseguido su objetivo. La rápida reacción de Ayuso convocando elecciones anticipadas obligó a que Sánchez cambiara su agenda para hacer frente a una crisis que se había descontrolado.

El resultado ha sido un desastre para el PSOE. Es comprensible el enorme cabreo que existe en La Moncloa, porque no se hicieron los deberes y se calcularon mal los apoyos. No se consigue Murcia y se confirma que Arrimadas no controla las organizaciones territoriales de su partido. El efecto colateral de las elecciones en Madrid puede comportar que Podemos y Ciudadanos se queden sin representación. Lo primero sería un duro golpe para Pablo Iglesias, que hará más difícil la convivencia en el gobierno de coalición socialista-comunista, mientras que lo segundo significaría un «¡sálvese quien pueda!» en el partido naranja favoreciendo el tránsito de sus cargos hacia populares o socialistas, aunque creo que mucho más a los primeros que a los segundos. El PSOE presenta a Gabilondo, que, en contra de lo que algunos piensan, no es un mal candidato, porque ganó las pasadas elecciones, es una persona de trato amable y cuenta con un gran prestigio intelectual. El factor de riesgo para el PP es, precisamente, la posibilidad de perder la comunidad de Madrid. Es verdad que Ayuso se ha convertido en la política más potente del PP, pero también sirve para movilizar a la izquierda política y mediática. Otro elemento de ataque será que tendrá que gobernar con Vox.