Opinión

Como un rebaño

Hala, a vacunarse ya, que tenemos vacunas de estas sospechosas

El pasado miércoles veo de pronto un mensaje que dice: «Paloma, tiene cita para vacuna covid-19. Confírmela en la siguiente web…». Lo primero que pensé, después del sobresalto, es que era una error. A ver, no soy mayor de ochenta, ni sanitaria, ni de riesgo…

De riesgo me parecía ponerme la vacuna, que sería la de Astrazeneca seguro, sin haber consultado con algún médico el historial de mis alergias. Justo en este momento ando con un tratamiento para una urticaria empecinada que me amarga la existencia.

En fin, que entré en un mar de dudas y en la citada web. Allí solo ponía que tenía que acudir al Wanda Metropolitano el domingo. También me permitía rechazar o cambiar la cita.

¿Y qué hago? Porque yo, como casi todos, quiero vacunarme del maldito covid, pero cuando me toque y con garantías. Y he leído que esta vacuna, aparte de los famosos coágulos, puede provocar reacciones alérgicas. ¿Y si voy y no hay médico en el estadio atlético? ¿Y a quién pregunto ahora si no cogen los teléfonos, y anda todo el mundo de cierre perimetral en sí mismo?

Después de veinticuatro horas de cavilación y con la urticaria rejuvenecida, decidí pulsar el «cambiar la cita», aún a riesgo de que eso significara tardanza en una nueva. En fin, que lo que podía haber sido una alegría habiéndolo sabido con tiempo y preparación, se me ha convertido en un susto más.

Otro susto pandémico inmerecido con sabor a rebaño. Porque así nos tratan los gobernantes, como si fuésemos un rebaño encantado de asumir todo lo que manden. Hala, a vacunarse ya, que tenemos vacunas de estas sospechosas. Hala, los de sesenta al Wanda. Pues, hala, que yo así no voy.