Jorge Vilches
El peor arranque del PSOE
No recuerdo un peor arranque de una campaña electoral del Partido Socialista. Nada sale bien. De hecho, en las encuestas no pasan del 23%, que, de confirmarse, sería el resultado más bajo de su serie histórica. Voy a señalar hasta nueve errores en la planificación sanchista. No tengo más espacio.
El primer error ha sido el intento de desmotivar a la participación metiendo miedo al contagio. El propósito era asustar a una parte del electorado del PP, los mayores de 55 años, y que se quedaran en casa el 4 de mayo. Pusieron en marcha la máquina gubernamental, desde la portavoz hasta el mismo presidente, y los medios de comunicación afines. Ahora se han dado cuenta de que no movilizan su voto principal, que está en el Sur Metropolitano y el Corredor de Henares, y llaman desesperadamente a la movilización.
El segundo es presentar en positivo los «defectos» de Ángel Gabilondo, en especial ser «serio», pero obligar al candidato a ser sanchista; es decir, a contradecirse y mentir. Han sido penosas sus declaraciones sobre un falso 54% de mayor riesgo en Madrid que en el resto de España de morir por la Covid-19; o sobre la hostelería, que ahora dice que hubiera hecho lo que Ayuso.
El tercero ha sido amenazar con Vox y el gobierno de la «ultraderecha», haciendo así protagonista a la formación de Rocío Monasterio. Es un recurso que el sanchismo ha utilizado desde 2019. Incluso han hablado del «Gobierno de la plaza de Colón». Ahora se dan cuenta de que su única esperanza es que Vox no llegue al 5% y que así el PP no sume mayoría absoluta. Les hubiera venido mejor ningunear a dicho partido y centrarse en Ayuso.
El cuarto fue el uso de Ayuso contra Casado. Lo hemos visto en innumerables sesiones del Congreso, declaraciones extemporáneas, y monográficos de su periodismo. Esto convirtió a la presidenta madrileña en el símbolo del antisanchismo, que es muy profundo en Madrid por la negligencia del Gobierno de España y los continuos ataques de su mayoría Frankenstein a esta región.
El quinto es una derivada de lo anterior: convertir unas autonómicas en un test nacional. La presencia de Sánchez es un error estratégico de bulto: la previsible derrota del PSOE en Madrid será la suya, y marcará la resurrección de una alternativa a la derecha protagonizada por el PP de Casado. Es más; meter a Sánchez en la campaña resta votos al PSOE.
El sexto es mentir respecto a Podemos. Gabilondo e Iglesias van en el mismo pack. Solo pueden gobernar juntos. Decir que no va a pactar con los comunistas y populistas es un error porque se repite la mentira de Sánchez en noviembre de 2019, la «pesadilla» que se convirtió en el «pacto del abrazo». Esto espanta a los socialdemócratas que añoran tiempos más dignos.
Los fichajes «estrella» no están sirviendo para nada. Séptimo error. Meter a Hana Jalloul para tener una foto con la «Kamala madrileña», y luego a Reyes Maroto, cuando solo la conocen los sectores del comercio y transporte a los que ha perjudicado, es un gatillazo electoral. No controlar a Fernando Simón justo ahora es el octavo error: ha desmentido a Sánchez y a Gabilondo la misma semana, dejando al descubierto el desprecio sanchista a los efectos de la pandemia, lo que aumenta la desconfianza hacia el candidato.
El noveno error es la cuestión de los impuestos. Madrid va bien. Crea más empleo que nadie y es el motor económico de España. El bienestar del madrileño común es palpable. La gente sabe que subir los impuestos en la región no es por sus habitantes, sino para contentar a los nacionalistas aliados de Sánchez. En fin. Un desastre.
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