Política

Órdago de Susana en la Moncloa

Díaz le dijo a Sánchez a la cara que a ella la retirarían los militantes, no él

Pedro Sánchez y Susana Díaz comparten una intensa pero dispar relación. El inquilino de la Moncloa se presentó a sus primeras primarias, casi en nombre de la andaluza, para cortar el paso a Eduardo Madina. Luego se cumplió la máxima de que quien conquista el poder, en este caso en el PSOE, intenta mantenerlo. Ahí empezó el choque Sánchez-Díaz, que se repitió en las que ambos compitieron cara a cara y ahora llega una nueva edición de un enfrentamiento consolidado. El líder del PSOE quiere jubilar a la ex-presidenta andaluza, colocar en su lugar a alguien de su confianza, como Juan Espadas, y que además sea el candidato socialista a la Junta de Andalucía en las próximas elecciones, las adelante –como parece– el actual presidente, el popular Juan Manuel Moreno, o no. El problema de los planes de Sánchez, ahora urgido por el descalabro madrileño, es que Susana Díaz ha decidido dar la batalla interna en el PSOE andaluz y peleará hasta el final. El presidente ya lo sabía, pero lo ocurrido en Madrid y las voces surgidas contra él le han hecho acelerar los planes.

Susana Díaz, cuando ya estaba en marcha el proceso electoral madrileño, estuvo en la Moncloa y hablaron de Andalucía. El presidente intentó convencerla de que diera un paso atrás, pero se encontró con una respuesta contundente: «A mí me retirarán los militantes, pero no tú», vino a decirle, mas o menos, Díaz al líder del PSOE que, en su día, también para apartarla de Andalucía llegó a ofrecerle un ministerio del ámbito económico. La oferta también fue rechazada con un «yo de eso no sé nada». Ahora, Sánchez y Díaz van a volver a verse las caras en unas primarias, porque al margen del candidato sanchista, es una pelea entre los dos. Nada está escrito y los dos saben por experiencia que cuando se pone en marcha la maquinaria diabólica de las primarias –un destrozapartidos según muchos– todo es posible si son de verdad abiertas. Y ahí está la tradición de la militancia socialista de votar contra el candidato apadrinado por la dirección. Así llegó Sánchez a la Secretaría General. Ahora encara el órdago de Susana Díaz.