Política

Rebelión autonómica

Pretender un consenso absoluto ante las nuevas normas de Sanidad suena a utopía, a chiste malo

Cuanto más ataca este Gobierno a Isabel Díaz Ayuso y más pone como ejemplo el modelo valenciano de gestión pandémica, más está encumbrando a la presidenta madrileña. Recuérdense los resultados apabullantes del 4M. Díaz Ayuso no arrasó por su marca de partido, sino porque quienes la votaron comulgan con un estilo de gobernanza que no ahogue la economía. Su «conmigo que no cuenten» lo suscriben los comerciantes, los hosteleros, el sector del ocio nocturno. Miles de trabajadores están que trinan ante la enésima guerra entre Gobierno y Autonomías a cuenta del nuevo semáforo de aforos y horarios para el verano, ése que promete a los negocios hacer bastante menos caja.

En esta última contienda, la ministra Darias señala como culpable, expresamente, a la Comunidad de Madrid, a pesar de que otras regiones también se hayan opuesto a sus intenciones. Euskadi ni siquiera acudió al último Consejo Interterritorial, dice el lehendakari que ellos tienen su propia hoja de ruta, y se queda tan pancho.

En esta España de 17 almas, estancada en pleno proceso de desescalada, enredada en una «cogobernanza» ficticia, más que consumida por los cierres perimetrales y sus consiguientes penurias, pretender un consenso absoluto y un «obligado cumplimiento» de las nuevas normas de Sanidad suena a utopía, a chiste malo. Y más ahora, en el periodo estival, cuando tanto nos jugamos. Ahora que, de momento, ya sabemos que Reino Unido nos va a mantener en su lista ámbar en las próximas tres semanas. Estamos ante el último fracaso negociador de La Moncloa, que llevaba semanas trabajando con Londres para que al menos los territorios insulares entraran en la ansiada lista verde. ¿Qué pasará con todas esas empresas que no van a poder empezar a facturar de inmediato ese turismo extranjero? Desde el sector recuerdan que España es uno de los países de la Unión Europea que sigue sin solicitar a Bruselas un plan de ayuda extra al turismo. ¿Al final serán las Comunidades, en vez del Ministerio correspondiente, las que tendrán que gestionar el problema? Entre junio y septiembre se decide la mitad del PIB turístico del año. Mal empezamos.