Medio Ambiente

Transhumanismo: ¿Alguien nos va a consultar?

¿Estamos entrando en la era transhumana? En el libro «The Singularity Is Near: When Humans Transcend Biology», su autor, Ray Kurzweil, profeta de la Inmortalidad tecnológica, señala que «la singularidad representará la culminación de la fusión de nuestro pensamiento y existencia biológica con nuestra tecnología, dando como resultado un mundo que aún es humano pero que trasciende de nuestras raíces biológicas». Kurzweil estima que para 2030 podremos subir toda la información de nuestro celebro a la Nube de Internet.

Dice el profesor Mercola que el comienzo de lo transhumano estará asociado al inicio de la capacidad de alterar no solo nuestros genes, sino a una interfaz impulsada por la nanotecnología entre nuestros cuerpos y la tecnología programable. Ya ha habido intentos sin cesar por cargar la mente humana en la nube, lo que finalmente creará una forma de «mente colmena digital» en la que todos nos comunicaremos a través de la «telepatía wifi». Esto, a pesar del hecho de que todavía no comprendemos por completo qué es «la mente».

Elon Musk es un transhumanista declarado, que hace poco nos presentó su última frontera: Neuralink, la cual describió como un implante transcraneal que utiliza estimulación de corriente continua. Por ahora, el dispositivo está destinado a ayudar a personas con lesiones de la médula espinal. Pero en última instancia el objetivo es fusionar el cerebro con las computadoras.

Recientemente, Musk cambió su discurso sobre la forma de realizar la fusión CerebroNube. En una entrevista a la cadena americana Vox Media, decía que «una de las soluciones es tener una capa de Inteligencia Artificial (IA), una suerte de tercera capa digital sobre el neurocortex cerebral, que puede trabajar de manera simbiótica contigo, de la misma forma que el neurocortex trabaja con el sistema límbico».

«¿Algo que se inserta quirúgicamente?», le preguntan. Responde: «La limitación fundamental es la entrada y la salida (desde la IA hasta el cerebro). Nosotros en realidad ya somos un ciborg –prosigue–, pues tenemos una versión digital, online, de nosotros en nuestro teléfono móvil. Tenemos super-poderes con nuestra computadora y celular. La barrera que hay que vencer es la eliminación de la restricción de entrada, y eso lo haríamos con una especie de cordón neural, a través de tus venas y arterias, que proveería de energía a todas tus neuronas, con una sencilla inserción en la yugular». Y sentencia: «No supone riesgo alguno. No supone cortar tu cráneo ni nada parecido».

Ciertamente agradecemos al mega-millonario Musk que nos aclare: 1) que no nos van a implantar chip alguno; 2) que «lo-que-sea», te lo van a inyectar en vena, y 3) que eso no implica riesgo alguno. Aun así, nos gustaría: 1) que nos pidieran permiso para inyectarnos «lo que sea»; 2) que nos digan de qué se trata eso que nos van a inocular, y 3) si las nano-partículas que nos insertarán en la yugular para convertir nuestros cerebros en máquinas pueden desencadenar trombos, ictus o derrames cerebrales. Él dice que no hay riesgos. Bien, pues queremos que nos digan de qué se trata y que alguien lo firme.

A algunos especialistas en medicina sí que les preocupa que un experimento de este tipo tenga graves consecuencias. El doctor Peter Breggin dice que le inquieta toda esta tecnología: «Aunque Musk es muy brillante, no sabe mucho sobre el cerebro. Probablemente se deba a que los neurocirujanos y psiquiatras a los que consulta tampoco saben mucho sobre el cerebro. Y lo que quiero decir es que se trata de algo estúpido».

«Quiere llevar nano-partículas al cerebro, en redes de neuronas, y aplicar estimulación de bajo voltaje. Una locura. El cerebro no puede tolerarlo. Y de esa forma, espera poder comunicarse, pero no habrá tal comunicación».

«El cerebro no va a hablar a través de esos electrodos. No es así como funciona. El cerebro habla consigo mismo. No hablará con Elon Musk (ni con nadie más), lo único que logrará es dañar el cerebro. Hacerlo será terrible».