Coronavirus

Inmunidad de rebaño

Al pequeño Nicolás lo mandan tres añitos al trullo. Me parece una desconsideración. No ha hecho daño a nadie y en la calle están muchos que no debieran salir nunca de entre rejas

Cuando me hablan de inmunidad de rebaño siento entre miedo y náuseas. Miedo porque de Cuba y los cubanos hicieron un rebaño, y náuseas porque yo no tengo vocación de oveja obediente, y esto lo supieron muy bien mis progenitores, que están en el cielo observando que a quien consideraron “oveja negra” no se equivocó tanto en la vida y que, finalmente, los límites que me marqué no eran tan amplios ni tan alocados como en un principio pudiera parecer. También he de reconocer que no me hubiera gustado tener una hija como yo, sino como la que tengo, quien, a semejanza de su madre, supo hacer en cada momento lo que quiso sin errar demasiado, pero con menos rebeldía. Tesoro de mujer hecha y derecha que ha sabido heredar (o quizá absorber) las bondades del orden y la cuadrícula, y aplicarse la máxima de que las mujeres somos más conscientes de nuestras debilidades que los hombres, cuya vanidad solo les hace reconocer sus fortalezas.

Pero no sé por qué me he ido por los cerros de Úbeda, si lo que quiero comentar en estas líneas es aquello del Sánchez que daba por hecho que para el verano (y ya estamos en el verano, o, quizá más bien, en el estío, según marcan los termómetros) habríamos alcanzado la “inmunidad de rebaño”, o sea, que estaríamos ya todos vacunados y libres del virus y de contagios. Pero los datos del Covid siguen empeorando y esto no hay quien lo pare. Menos mal que apenas comparece Simón en los informativos, lo cual se agradece, porque siempre sus pronósticos eran desacertados y ocurría lo contrario de lo que predecía.

Al pequeño Nicolás lo mandan tres añitos al trullo. Me parece una desconsideración. No ha hecho daño a nadie y en la calle están muchos que no debieran salir nunca de entre rejas. Lo único que necesita este niño es tratamiento psiquiátrico para que deje de hacer memeces. También necesita un psiquiatra Yolanda Díaz por su afición enfermiza al lingüismo. ¡Manda güevos lo de “matria”! ¡Y no se pone colorada ni nada! Gracia tienen los comentarios de las redes sobre la pobre payasa…

Y los bancos no avalan a los golpistas, que tiene que apoquinar más de cinco milloncejos del ala para el pago de las fianzas en el Tribunal de Cuentas por la malversación de fondos públicos en la difusión del proceso separatista en el extranjero. Ningún banco se presta a avalar el Fondo de Compensación de Riesgos que la Generalidad se sacó de la manga para evitar los embargos a Artur Mas, Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y otros 31 dirigentes independentistas. Ahora toca mojarse y se sopesan las opciones de que sea el Institut Català de Finançes, cuyo accionista único es la Generalidad, el que asuma el pago, o bien que los partidos de los dirigentes afectados y las entidades separatistas pongan el dinero de manera provisional hasta que el Govern encuentre un banco que se avenga a avalar el Fondo de Compensación. Soltar la lana es lo que más duele, mucho más que la cárcel. A ver si esto hace mella en sus obtusas cabezas y se les quita el ansia de jugar a golpistas.

CODA. Andan en Cádiz con Pemán arriba, Pemán abajo. Que si quitan la placa de la casa donde vivió –que ya la han quitado-, o que si la vuelven a poner. Se intenta reivindicar su figura como polifacético autor, que manejó con arte la narrativa, la poesía y todas las disciplinas posibles a través de su ágil pluma, pero se le tacha falsamente de franquista cuando él era monárquico empedernido y eso no es compatible. Fue gran paladín de la democracia y defendió y firmó un manifiesto para la legalización del Partido Comunista. Ahora, el Kichi quiere mancillar su memoria. ¡Ignorante!