Afganistán

Pasillos para huir del infierno

Corresponde ahora a la Unión Europea, incluida España, evitar una catástrofe humanitaria mayor abriendo pasillos de seguridad

Con el triunfo de los talibanes Afganistán se ha convertido en uno de los lugares más inseguros y peligrosos del mundo. Países como España, que ha participado allí con sus tropas en distintas misiones durante veinte años, no puede desentenderse ahora de la dramática situación. Está en juego la vida de muchos inocentes, que confiaban en estas misiones de paz y que se ven, de la noche a la mañana, desamparados y aterrorizados ante la barbarie. Y, lo que es peor, radicalmente defraudados. No tienen más remedio que huir. Es lo que están haciendo. Familias enteras, mujeres y niños huyen a la desesperada. En las presentes circunstancias no hay discusión posible: los afganos que quieran salir de su país deben hacerlo y encontrar pasillos seguros para ello. La Unión Europea y el Gobierno español no pueden desentenderse y mirar para otro lado. Tienen el deber moral de facilitar a los que huyen del infierno esos pasillos de seguridad (Change.org está recogiendo firmas). Muchos miles de refugiados se verán condenados a abrirse camino a través de los desiertos, caerán en manos de las mafias, acabarán embarcándose en frágiles cayucos y perecerán en el mar.

No basta con poner a salvo al personal de la Embajada, a los que han colaborado con ella y al resto de españoles, aunque esta operación de salvamento era perentoria. No cabe desentenderse del problema –sálvese quien pueda– y quedarse tomando el sol en la playa. Por eso no ha sido edificante que el presidente Sánchez siguiera disfrutando de sus vacaciones en La Mareta mientras los talibanes tomaban el palacio presidencial de Macron, Merkel y Boris Johnson suspendían inmediatamente su descanso para hacer frente a la crisis afgana. Ese tipo de detalles marcan el nivel de un estadista y el peso de una nación. Sería además necesario dar cuenta puntual al Parlamento de la complicada «operación rescate». Hay que insistir en que España ha adquirido una responsabilidad moral con este martirizado país asiático, donde los militares españoles han cumplido ejemplarmente la misión asignada y han pagado el doloroso tributo de un centenar de muertos. Toca actuar en consecuencia, aunque el principal culpable del fracaso sea Estados Unidos. Un duro golpe para el presidente Biden, que marca en rojo su presidencia. Corresponde ahora, como digo, a la Unión Europea, incluida España, evitar una catástrofe humanitaria mayor abriendo pasillos de seguridad que faciliten la huida del infierno.