Opinión

La «revolución» de Sánchez en el PSOE

Hay demasiada gente que le sobra y en el futuro hará lo mismo con las organizaciones regionales

Un error que se acostumbra a cometer en política es pensar que es para siempre y no es así. No debería ser una profesión, aunque en muchos casos se actúa como si lo fuera. Es verdad que hay personajes, como Biden, que dedican toda su vida a ella y no tienen otra profesión. Al presidente de Estados Unidos le ha ido muy bien, aunque ahora estamos viendo que a su país, a los afganos y al mundo en general les va francamente mal. Sánchez remodeló la parte socialista del consejo de ministros y ahora lo hace con el partido para conseguir que sean unas maquinarias eficaces y coordinadas con el fin de afrontar las próximas citas electorales. Es algo que tenía previsto y que aceleró el fracaso en las autonómicas madrileñas. Con ello pretendía contrarrestar la derrota y mostrar que había cambios, pero la política española es como una trituradora en la que las noticias, para bien o para mal, duran muy poco. Esto le beneficia porque los asuntos que actualmente le desgastan durarán poco tiempo, ya que espera generar noticias positivas que le beneficien.

Tras la victoria electoral, demostró que no le temblaba la mano a la hora de prescindir de colaboradores que incluso se suponía que eran sus amigos. Es verdad que los premió, aunque hubieran preferido seguir a su lado en la primera línea de La Moncloa. A otros los recompensó incluyéndolos en el Gobierno o situándolos al mando de los grupos parlamentarios. Cuando dejaron de ser útiles prescindió de ellos sin que le temblara la mano. Es la soledad del poder, que hay que saber ejercerlo sin aceptar ningún lastre. En cualquier caso, ya recibieron unos cargos que no eran vitalicios. Ni siquiera tenían porque acompañarle hasta que dejara la presidencia. Todo está en función de lo útiles que le pudieran ser en esta nueva etapa y está claro que no lo eran. Una vez ordenado el Gobierno, ahora le ha tocado a los grupos parlamentarios y al partido, donde la renovación será profunda e importante. Hay demasiada gente que le sobra y en el futuro hará lo mismo con las organizaciones regionales y los futuros candidatos autonómicos. No hay duda de que es el secretario general con mayor poder de la historia del partido.