Opinión

Erupción volcánica en El Paraíso

La devastadora erupción de Thera supuso un cambio climático y fue una de las mayores de la Historia

Las islas que componen el archipiélago canario son extraordinarias. Un clima excepcional, unos paisajes impresionantes y no tengo palabras para describir a sus habitantes. Hubo un tiempo que tuve una estrecha relación por cuestión de trabajo y me pareció un lugar maravilloso para vivir. La erupción en la Cumbre Vieja de La Palma ha hecho que descubra que hay una zona que se llama El Paraíso, que seguro que lo será. Esas islas lo son. Una cosa que siempre me ha llamado la atención son los nombres de muchos pueblos y ciudades. Cuando alguien es de un pueblo le pregunto el nombre. Hay mucha historia y razones curiosas detrás de ellos. Las imágenes que vimos eran aterradoras, aunque afortunadamente no hubo daños humanos. Lo más cerca que he estado de un volcán ha sido en el cine, la televisión o leyendo un libro. No puedo negar la fascinación que me producen unida al temor ancestral ante la fuerza de la naturaleza desatada sin control. Las ciudades romanas de Pompeya y Herculano, sepultadas por las erupciones del Vesubio en el año 79 d. C., fueron una gran tragedia, pero una bendición para los arqueólogos.

La devastadora erupción de la isla egea de Thera, la actual Santorini, en el año 1600 a. C., supuso un cambio climático y fue una de las mayores de la Historia. Tuvo un impacto brutal en la zona oriental del Mediterráneo arrasando comunidades y áreas agrícolas en las islas cercanas y la costa de Creta con los subsiguientes terremotos y tsunamis. Es el origen de mitos como la Atlántida. La chimenea de un antiguo volcán es la puerta de entrada al fascinante Viaje al Centro de la Tierra de Julio Verne. La imaginación humana no tiene límites y se ha plasmado en innumerables novelas, películas, series, obras de arte… donde se ha reflejado su poder y consecuencias. En este caso han sido devastadoras en la zona circundante, han afectado a los vecinos y se acrecienta el temor que siempre acompaña cuando se vive en un territorio propenso a este tipo de catástrofes. El aire se hace insoportable por culpa de la lava y mucha gente se tendrá que desplazar provisional o definitivamente. Es una nueva muestra de nuestra fragilidad, a pesar de todo nuestro poder tecnológico, ante la Naturaleza.