Opinión

El despertar de Rusia

Acaba de concluir una semana de intensas negociaciones entre Rusia y Occidente, con Estados Unidos liderando la posición de la OTAN y la UE, con la crisis de Ucrania como auténtico telón de fondo en todos los foros. En Viena y en el marco de la OSCE –la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa– se han ultimado una ronda de encuentros que comenzaron el lunes en Ginebra con una reunión bilateral con EEUU, seguida de otra el miércoles con la OTAN.

La desmembración de la Unión Soviética con la transformación de las 15 repúblicas socialistas y soviéticas que la integraban en repúblicas independientes, es un acontecimiento histórico de enorme dimensión todavía no asimilado por Rusia ni debidamente gestionado por Occidente. No faltan analistas que consideran que el gran error de los aliados occidentales consistió en confundir la derrota del comunismo con la de la misma Rusia, perdiéndose así una oportunidad histórica de haberla acercado a la UE. Al parecer, incluso llegó a haber conversaciones al respecto con Helmut Khol, que no fructificaron como vemos. Europa no actuó como Metternich en 1815 en el Congreso de Viena, que supo distinguir entre la derrota de Napoleón y la de Francia, integrándola al concierto de las naciones de la Europa restaurada, y aportando al continente una etapa de cierta paz y prosperidad.

Rusia ahora ha despertado de la decadencia que siguió a la extraordinaria implosión de la URSS el 8 de diciembre de 1991, y quiere recuperar el tiempo y la supremacía perdida en la década que llevó hasta el inicio del liderazgo de Putin en este siglo. Afirman que está «mutilada y resentida, y el comunismo reviviendo por doquier», amenazando con represalias si la OTAN sigue incumpliendo el compromiso adquirido de no expandirse hacía sus fronteras como ha venido haciendo y estableciendo en Ucrania la línea roja para la reacción.

Putin conoce muy bien la Crisis de los misiles de Cuba de 1962 y cómo Kennedy no aceptó esa cercanía de los proyectiles rusos que amenazaban su seguridad. La solución a cambio de la retirada de Cuba fue garantizar la pervivencia del castrismo y el desmantelamiento de los misiles que la OTAN tenía en Turquía. En estos momentos Rusia anuncia el envío de «infraestructura militar» a Venezuela y Cuba. La Historia se repite, salvo «error de cálculo» de imprevisibles consecuencias. Quiere que EEUU pruebe su propia medicina con los misiles en su zona de influencia.

Mientras, China está al acecho como superpotencia emergente. Si introducen la variable «Fátima» en la ecuación, quizás encuentren la solución al problema.