Guerra en Ucrania

Verdad

Resultó que lo que parecía fuerza era debilidad, fanfarronería, no hay nada más sencillo que golpear un blanco tan enorme

Creíamos que Rusia era una potencia militar. Se ha demostrado una falacia. Los largos convoyes de decenas de kilómetros de largo con que atacó primeramente Rusia no eran una embestida planificada con «inteligencia» militar: eran un desfile. Ineficaz, bravucón, un alarde de fuerza que se demostró ilusoria. Esos enormes e ineficientes convoyes eran fácilmente atacables, la prueba de que Putin había mandado a los soldados rusos a dar un paseo, a una cabalgata festiva, una procesión estilo norcoreano para impresionar, acobardar, intimidar… Resultó que lo que parecía fuerza era debilidad, fanfarronería, no hay nada más sencillo que golpear un blanco tan enorme, con nula movilidad, casi inaccesible para recibir suministros. Colas kilométricas de vehículos de guerra para que Putin intimidase a sus enemigos, incluida media Europa; pero ese despliegue fue precisamente un error estratégico de primero de manual de juego de soldaditos. Las milicias rusas fueron pasto de las guerrillas ucranianas, con armas ligeras, que reventaron los convoyes. También vimos cómo Rusia no tenía encriptadas sus comunicaciones militares, que fueron fácilmente hackeables. El país que presume de ser la primera potencial mundial en piratería electrónica resultó una nulidad militar en ese sentido. Ahora ha llegado la amenaza nuclear, pero, ¿y si las ojivas nucleares de Putin están caducadas? Porque también expiran, como los yogures. De hecho, muchas matanzas (bombardeos de civiles, de maternidades…) realizadas por el ejército ruso posiblemente obedecen más a una tradición chapucera soviética unida a la evidente obsolescencia general del armamento ruso, que les hace incapaces de apuntar bien al objetivo, desviando a menudo el tiro. Eso, con todo, no es buena señal: no sabemos qué atrocidades más podrá cometer Putin ahora que amenaza con usar armas nucleares. Sus exhibiciones de fuerza pueden acabar exterminando a la humanidad por simples errores de cálculo con armas podridas… Sí. Muchos repiten tópicamente que «la primera víctima de una guerra es la verdad», pero no es cierto, ocurre justamente lo contrario: lo primero que ha emergido de esta guerra es la verdad o…, por lo menos, su cadáver, el cadáver de la verdad.