Política

Sánchez acaricia la caja del gato de Schrödinger

Preferiría acariciar las urnas en vez de abrirlas. Es decir, el gato vivo y muerto a la vez

Erwin Schrödinger (1887-1961) fue un físico austríaco que en 1935, en una discusión académica con Einstein sobre mecánica cuántica, propuso un experimento mental. Conocido como el «gato de Schrödinger», plantea dejar a un gato en una cámara de acero cerrada con un frasco con veneno que se rompe y mata al animal si un dispositivo detecta una partícula radioactiva. La llamada interpretación de Copenhague dice que, después de un tiempo, el gato está al mismo tiempo muerto y vivo y que si se abre la caja para comprobarlo se modifican las condiciones y el experimento ya no es válido.

Pedro Sánchez, en vísperas de la elecciones andaluzas, acaso sueña con su particular gato de Schrödinger político y que fuera posible hacer realidad objetivos y deseos contradictorios y contrapuestos. El líder del PSOE, resignado a lo que ocurra, quiere, por ejemplo, que Vox, con su histriónica Macarena Olona, logre un buen resultado para que el PP esté obligado a contar con los de Abascal y, más adelante, esgrimir el espantajo de la extrema derecha para motivar a su clientela en las próximas elecciones generales que, ahora sí, podría tener que adelantar si la Unión Europea exige ciertos ajustes, algo posible para evitar otra crisis de deuda. Otra vez el gato. Sánchez quiere gastar y gastar, como también reclaman sus socios, y además recibir financiación que puede estar condicionada a austeridad. Sueña con Europa, dicen, y hubiera dado cualquier cosa por acompañar a Macron, Scholz y Draghi a Ucrania, pero no contaron con él, que ya había estado con Zelenski por su cuenta. No es lo mismo y él lo sabe.

Yolanda Díaz exige más impuestos a las eléctricas y María Jesús Montero, ministra de Hacienda, también partidaria, le replica que no es posible ahora. A Sánchez le ha salido rana la «excepción ibérica», pero su equipo ni tan siquiera es capaz de explicar que el precio de gas sube y subirá porque una terminal de Freeport, desde donde llega gas licuado a Europa, estará cerrada tres meses por una explosión, y que una turbina para el gasoducto Nord Stream está bloqueada en Canadá por las sanciones a Rusia. Lo ha explicado el analista Juan Ignacio Crespo. Solo hay que saber leer. La apertura de las urnas en Andalucía será algo como abrir la caja del gato de Schrödinger, pero entonces el experimento será inválido y el gato dejará de estar vivo y muerto a la vez. Quizá por eso, esta vez Sánchez preferiría acariciar las urnas en vez de abrirlas. Es decir, el gato vivo y muerto a la vez, pero la política no es mecánica cuántica. Iván Redondo lo sabe.