OTAN

Ahora ya no vivimos en una Europa que está en paz

El análisis es que la guerra en Ucrania va para largo y que, al final, habrá que negociar

Winston Churchill, que dejó opiniones y frases –auténticas y apócrifas–, era de los que creía que casi todo era posible. Quizá por eso, en una ocasión diría que «el éxito no es el final, el fracaso no es fatal; es el coraje de continuar lo que cuenta». Pedro Sánchez, en poco más de diez días lo ha comprobado, al pasar del desastre electoral en Andalucía al éxito de la cumbre de la OTAN en Madrid. El presidente, hay que reconocerlo, se ha apuntado un tanto que le da más coraje para continuar, «porque el futuro –insistía Popper– depende de nosotros».

Putin, como dijo Biden en Madrid, ha conseguido reactivar a la OTAN, que es justo lo contrario de lo que perseguía, aunque ha inaugurado un tiempo más incierto, volátil y, en definitiva, peligroso. Con el Rey y Sánchez de anfitriones, los líderes de la Alianza aprobaron lo que llaman un «nuevo concepto estratégico». El anterior se había acordado en 2010, con una delegación rusa de observadora y, dos años antes, en 2008, con Putin presente, la Cumbre prometió a Ucrania que ingresaría en la organización.

El «nuevo concepto estratégico» condensa la doctrina OTAN para los próximos años y también es la síntesis, en lenguaje político, de lo que preocupa a los países miembros y de lo que hablan los dirigentes más allá de las declaraciones públicas. En Madrid, con la discreción necesaria, repasaron que la OTAN sabía desde diciembre cuáles eran los planes, día a día, de Putin y que por eso fue posible reaccionar con rapidez y con tácticas convencionales porque no había opciones híbridas. Ahora, el análisis es que la guerra en Ucrania va para largo y que, al final, habrá que negociar. El objetivo es que el país de Zelensky esté preparado para ese momento. Pero hay más. La OTAN, al margen de Putin, también mira hacia China, que aspira a socavar a Occidente. Hasta ahora, la organización ha dispuesto, durante décadas, de una notable ventaja tecnológica, pero eso ahora ya no está tan claro, ni mucho menos. De hecho, los líderes de la Alianza creen que es el momento de empezar a ser menos dependientes de China –que es la segunda potencia que más invierte en armamento– en asuntos tecnológicos, aunque tarde un tiempo. Ahora, sin embargo, lo más urgente es Rusia y la guerra de Putin, que significa, como hablaron los líderes de la Alianza en Madrid, que «ya no vivimos en una Europa que está en paz». No quisieron transmitirlo así, pero esa es la realidad. Puede ser un fracaso, pero como decía Churchill no tiene que ser fatal.