Cataluña

Cataluña y los jueces, Cambó y Cela, todo sigue revuelto

En Junts acusan a ERC de connivencia con el PSOE. Quizá por eso, Junqueras rechaza en público el apoyo ofrecido por Pedro Sánchez, que también tiene riesgos

Salvador de Madariaga (1886-1978), liberal y europeísta, ministro de la República, calificaba en 1944 a Francisco Cambó (1876-1947) como «el genio político mejor dotado que ha producido, no sólo la Cataluña, sino la España actual». Para el conde de Romanones, Álvaro Figueroa y Torres (1863-1950), varias veces presidente el Gobierno, era «el mejor político el siglo XX». Cambó, nacionalista catalán del primer tercio del siglo XX, que también fue ministro, llegó a la conclusión, y lo dijo el 8 noviembre de 1907, en el Congreso de los Diputados, de que «el separatismo en los pueblos es como el suicidio de los individuos: es un acto de desesperación, casi de irresponsabilidad». Años más tarde, en 1930, en su libro «Per la concòrdia» argumentaría que el separatismo –entonces no se hablaba de independencia–era «una empresa imposible de lograr e imposible de mantener aunque se lograse». Al mismo no tenía empacho en proclamar, también en el Parlamento, un 7 de junio de 1916, que él formaba parte de un grupo de hombres –catalanes– que «hemos nacido para gobernar». Todo revelador.

Más de un siglo después, todo suena repetido en Cataluña. Las consultas populares tienen más peligro que una piraña en una bañera. El gobierno bipartito de la Generalitat ERC-Junts nunca ha funcionado. Parte de su clientela es común y los dos la quieren. Además, los de Junts andan a la greña entre ellos. Han preguntado a la militancia si seguían en el Gobierno y todo indica que Carles Puigdemont, el prófugo de Waterloo, movilizó a los suyos, que votaron dejar solo a Aragonés. Todos creen tener bazas ganadoras. Hay encuestas, que Puigdemont conoce, que detectan trasvase de votos de ERC al Junts más radical, pero centrista en lo social y económico. En Junts acusan a ERC de connivencia con el PSOE. Quizá por eso, Junqueras rechaza en público el apoyo ofrecido por Pedro Sánchez, que también tiene riesgos. ERC, no obstante, no puede negarse a aceptar votos del PSC en el Parlamento catalán, aunque eso complicaría el apoyo de los «indepes» de Junqueras a los Presupuestos de Sánchez y Montero. Otro lío. Lesmes, presidente del Poder Judicial, dimite porque tras su órdago no tenía otra salida. En el envite PSOE-PP por la Justicia, los populares llevan la peor parte. Pudieron cambiarlo todo cuando tenían mayoría absoluta y no lo hicieron. La independencia en Cataluña es imposible, como entendió Cambó, con su pena y su gloria. Otra vez, «todo sigue revuelto», ya lo escribió Cela. No está claro qué opinaría ahora Madariaga.