Economía

Puedo escribir el artículo más aburrido otra vez

España tendrá que emitir deuda bruta por valor de 250.000 millones en 2023 y el total estará más cerca de los 1,6 billones que de los 1,5 actuales

Pablo Neruda (1904-1973), pseudónimo y luego nombre legal del chileno Neftalí Reyes, completó sus «veinte poemas de amor» con aquella «canción desesperada» que comenzaba «puedo escribir los versos más tristes esta noche,/escribir, por ejemplo (....)». Triste y desesperada ha sido la peripecia de Liz Truss al frente del Reino Unido, que ha mordido el polvo –diga lo que diga la izquierda– por no atreverse a recortar el gasto público para poder bajar los impuestos como prometió. No hay precedente de un dirigente defenestrado por reducir los impuestos. Ahora, el fantasma de Cincinato, que fue llamado de su retiro varias veces para ser cónsul de Roma, cabalga de nuevo. Boris Johnson lo invocó cuando se marchó de Downing Street y casi nada es imposible en un país que Churchill no reconocería ahora, mientras en la Roma del siglo XX, la más que inquietante Giorgia Meloni está a punto de formar gobierno, sentada sobre una montaña de deuda pública, un mal que afecta también –aunque en distinta medida– a toda la Eurozona, que ya debe la friolera de 12 billones de euros.

Puedo escribir el artículo más aburrido otra vez, escribir, por ejemplo, que la deuda pública española –como detalló ayer el Banco de España–, volvió a subir en el mes de agosto y ya alcanza los 1,49 billones de euros, mientras Ángel Cristóbal, director general de Productos Estadísticos del INE, quizá ha cometido una indiscreción al sugerir que el PIB se podría haber estancado en el tercer trimestre. Habrá datos oficiales el día 28, pero el Gobierno no está contento con el adelanto, al mismo tiempo que intenta convencer a los ingenuos que, en realidad, la deuda ha bajado porque es menor en porcentaje del PIB. Es cierto, por la trampa inflacionaria, pero en enero la deuda era 1,42 billones y en agosto, 1,49, es decir, 66.355 millones más y que las generaciones futuras tendrán que pagar. La inflación, el impuesto oculto contra los más pobres, es cierto, puede hacer que el esfuerzo de pago parezca menor, pero los sacrificios llegarán. España, según los Presupuestos, tendrá que emitir deuda bruta –sin descontar los reembolsos de la que vence– por valor de 250.000 millones en 2023 y el total estará más cerca de los 1,6 billones que de los 1,5 actuales. Es la historia interminable que nadie quiere escuchar hasta que sea demasiado tarde. Puedo escribir el artículo más aburrido otra vez, escribir, por ejemplo, más de la deuda, porque como afirma Haffner –uno de sus biógrafos–, que dijo Churchill antes de morir: «¡es todo tan aburrido!»