Pedro Sánchez

La democracia chanante

Se trata de la sustitución que ha tenido lugar al frente del gobierno de Pedro Sánchez por Ernesto Sevilla

En la última consagración pública del presidente del Gobierno detecté una cosa que nos ha pasado absolutamente inadvertida a la totalidad del público votante y a los comentaristas políticos. Es algo que el PSOE ha culminado con enorme discreción y a la chita callando. Se trata de la sustitución que ha tenido lugar al frente del gobierno de Pedro Sánchez por Ernesto Sevilla. La próxima vez que el presidente salga por la tele, fíjense bien en los detalles y se darán cuenta del cambiazo. Hay que reconocer que los implicados lo han hecho muy bien, modificando gestos poco a poco, cambiando el perfil para acercarlo al del otro y que el instante de la sustitución pasara desapercibido. Sin duda Pedro estaba cansado, no podía más. En Ferraz se temía una debacle nerviosa, así que se planificó la estratagema que tantas veces hemos visto en las mejores comedias: buscarle un doble al presidente del Gobierno para que pudiera descansar.

La pesquisa fue ardua. Había candidatos que cumplían el principal rasgo exigible (definido como «Jaguar de los Ochenta»; es decir, ser muy bonico, pero no funcionar). El problema es que, solo con eso, nunca resultaban tan convincentes como para engañar a toda la población española. Se necesitaba un rey, un as, y la propia insistencia de Pedro Sánchez en comportarse como un gañán ante las sutilezas del estamento judicial y los delicados códigos de leyes dio la clave para saber en qué dirección había que buscar. El hombre era indudablemente Ernesto Sevilla; no en vano había popularizado con gran éxito un personaje de ese tipo en su mítico programa de humor.

Fíjense bien la próxima vez que el presidente salga por la tele; la transformación se ha completado: si hay que escoger jueces, se hace a patadas, si hay que cambiar el código penal para sacar a los amiguetes de la cárcel, pues venga. Que no tenemos todo el día. A lo gañán.