Opinión

Indigno espectáculo

Pueden ponerse todos los calificativos que se quiera a la realidad de que los socios del gobierno, así como todos sus aliados parlamentarios, que complementan con sus votos los escasos 155 de la coalición gubernamental, hayan denostado –incluso con expresiones insultantes–, el discurso navideño del Rey. En efecto, podemos utilizar toda la riqueza oral y escrita que brinda el diccionario de la RAE, conjugada con la habilidad en el uso de la pluma o la palabra, pero al final se podría resumir en algo así como «espectáculo indigno». ¿Y quién hace posible tamaña situación? Sabemos que tiene un nombre que me voy a ahorrar de mencionar en esta ocasión para definirlo por sus obras. Es alguien que antepone sus intereses personales y afán desmedido de poder a cualquier otra consideración ética o moral, y que hace de la mentira su norma de actuación política personal. Los comentarios al discurso por parte de sus socios y aliados no dejan margen a la duda; vean al portavoz de Bildu Jon Iñárritu: «la única vía para conseguir una sociedad más democrática, es alejarse de esa figura impuesta y anacrónica». Al menos no apuesta ya por la vía del asesinato del discrepante que ha sido la vía seguida durante más de 40 años por sus amigos etarras. Pere Aragonès, de ERC y presidente de la Generalitat: «No es ejemplo de rectitud ni de integridad…. Nuestros valores republicanos están muy alejados del Rey». Queda claro que sus «valores y rectitud» acreditados es dar golpes de Estado desde el poder en cuanto pueden, sea en 1934 o en 2017.Podríamos seguir, pero siendo estos sus dos aliados parlamentarios prioritarios, es ya suficiente, quedando Esteban del PNV, Errejón de Más País, o Mayoral de Podemos, entre otros, en el tintero. ¿Es admisible una conducta de este tipo por quienes tienen en sus manos «la dirección del Estado»? No hay país democrático o civilizado que acepte entregar su destino en manos de quienes literalmente quieren destruirlo para irse de él. El Rey habló de la «erosión institucional» como uno de los graves problemas a los que nos enfrentamos, junto a la división y la confrontación. Esos partidos representan de manera prioritaria las causas de esos graves problemas, y los tenemos instalados en el poder para mayor gloria sanchista, con las siglas PSO- E unidas a esa indignidad nacional. En efecto, va a ser necesario elegir entre «Sánchez o España», porque el encarna lo que históricamente se conoció como la «antiEspaña». Los barones socialistas marcan distancias con él, pero son cooperadores necesarios de esta vergonzosa situación.