Y volvieron cantando

Y ahora, pan y circo social

El nuevo gobierno iniciará su andadura con la clara y meridiana consigna de inundar redes sociales y medios de comunicación con una pretendida agenda asocial que curiosamente habrá de bendecir el «progresista» Puigdemont

Pedro Sánchez ya es presidente del Gobierno y si agota la legislatura que ahora se abre –cosa nada descartable– superará en años ocupando La Moncloa a todo el resto de sus antecesores, exceptuado Felipe González. El jefe del Gobierno ya en ese momento de exclusivos sueños húmedos hechos realidad como es el de acariciar el elenco de nombres que ocuparán su Consejo de ministros –prerrogativa solo suya– sabe mejor que nadie que no hay escándalo que dure cuatro años y que, por muy grave que resulte la aprobación de una ley de amnistía a la medida del separatismo, el botón nuclear del punto final adelantado a una legislatura solo lo puede apretar él. Pero Sánchez y su guardia pretoriana en La Moncloa y Ferraz también saben que, en esta ocasión, el manto de la amnistía va a cubrir gran parte del complejo periodo político que arranca con su investidura y que, por mucho que pretenda orillarse o envolverse en un halo de normalidad, el marcaje de Esquerra, Bildu y sobre todo Junts, va a ser muy difícil de explicar, no solo a esa media España encerrada tras un muro sanitario anti derechas, sino a todo el elenco del electorado de izquierdas que aún no ha espantado de su oreja la mosca sobre las escasas explicaciones de lo concedido al separatismo siempre haciendo de la necesidad virtud para «frenar a la derecha».

También la sociedad civil que se manifiesta pacíficamente tardará esta vez en entregar la cuchara, máxime con un PP especialmente robusto en el ámbito territorial. Ante ello, la varita mágica que acariciará el nuevo gobierno social comunista con el apoyo impagable de entregadas terminales mediáticas volverá a ser la de la pirotecnia social en forma de grandes y solmenes anuncios bien dosificados sobre medidas que, en algunos casos, no llegarán a concretarse y en otros, dejarán solo telarañas en la caja de las joyas de la abuela. El nuevo gobierno iniciará su andadura con la clara y meridiana consigna de inundar redes sociales y medios de comunicación con una pretendida agenda asocial que curiosamente habrá de bendecir el «progresista» Puigdemont y de paso, inocular toneladas de amnesia. La cuestión es si la falta de memoria con los indultos, el «sí es sí» y otros desatinos reflejada el «23-j» tendrá equivalente con lo que ahora se ha perpetrado. Ahora control de daños…y a engrasar la máquina de la propaganda.