Y volvieron cantando

El año de la propaganda

Franco y otros «eventos» llamarán sin descanso a la puerta de los ciudadanos al tiempo que Sánchez se humilla reuniéndose con el prófugo Puigdemont

Si 2024 ha resultado el año no electoral en el que se han sacado por parte del gobierno menos iniciativas legislativas desde hacia décadas, el que acabamos de estrenar, además de discurrir por los mismos derroteros de escasa gobernabilidad -el país marcha con el piloto automático de los servicios generales- se perfila como el año de los confetis en forma de propaganda bien engrasada por supuesto desde la fábrica de ocurrencias de la Moncloa. Nos desayunábamos hace un par de días con informaciones perfectamente filtradas desde el ejecutivo a esa prensa, ya saben, esa cuya «pureza» le impide incurrir en las aviesas mañas de los bulos, según las cuales 2025 acogerá un «gran evento» relativo a la vivienda. Toda una declaración de intenciones trufada con el insulto a la inteligencia de los sufridos ciudadanos que no pueden acceder a un techo digno por parte de quienes no dudan en sacar a pasear pomposas promesas sobre la creación de un parque de viviendas que ni está ni se le espera salvo cuando aprietan urgencias electorales o la demoscopia señala la necesidad de lanzar algo más de humo ante la flagrancia del problema en un país donde, ni se construye lo suficiente, ni se permite un mínimo de garantías jurídicas a los propietarios que facilite y abarate el alquiler.

Pero en un año donde la escasez de apoyos parlamentarios y el acorralamiento judicial por la corrupción seguirán siendo tónica inevitable, la palma de los confetis a los que tanto gusta recurrir el sanchismo se la llevará una vez más el nombre de Francisco Franco, convertido en gran aliado de una izquierda que necesita mantener activadas a sus bases mostrando más vivo que nunca al dictador muerto en la cama hace cinco décadas. Difícil empresa incluso para la factoría de realidades paralelas de la Moncloa el meterles a los españoles allá donde les quepa el discurso de cincuenta años «sin» con la consiguiente idea de remover las tripas de la parroquia más cafetera a propósito de las «fachosferas», sobre todo porque la prensa libre ni podrá ni deberá quitarle ojo al desfile de comparecientes por los banquillos todos ellos en algún momento muy del entorno del presidente. Franco y otros «eventos» llamarán sin descanso a la puerta de los ciudadanos al tiempo que Sánchez se humilla reuniéndose con el prófugo Puigdemont. Habrá que ser muy selectivos.