El Trípode del sábado

En las antípodas del consenso Constitucional

Fue su 46 aniversario y estuvo situado en las antípodas del espíritu de consenso que alumbró su aprobación en 1978

El clima de enfrentamiento político entre el Gobierno y la oposición, tuvo ayer un escenario particularmente significativo en el Congreso de los Diputados, con ocasión de la conmemoración oficial del Día de la Constitución. Fue su 46 aniversario y estuvo situado en las antípodas del espíritu de consenso que alumbró su aprobación en 1978. Feijóo y Sánchez ni se saludaron y Abascal ni asistió. Por cierto, al igual que los socios del Gobierno, aunque obviamente por razones distintas. Lo cierto es que con Sánchez en el Gobierno, es prácticamente imposible tener ese espíritu ya que encarna todo lo contrario al mismo. Se mantiene en el poder porque sus socios separatistas, nacionalistas y bilduetarras jamás tendrán en La Moncloa un personaje tan dispuesto a someterse a sus intereses anti españoles para poder seguir instalado allí. No se puede «servir a Dios y al diablo», por ser una contradicción existencial, un «oxímoron» –como el que simula efectuar– de pretender gobernar para España y los españoles, gracias a los votos de los «antiespañoles» que son los socios políticos a los que se debe. Por ello, todo pacto con su persona significa facilitar y legitimar su Gobierno, alcanzado y sostenido sobre la mentira, convertida por él en meros «cambios de opinión». El respeto a la palabra dada, es una de las virtudes humanas que acompañan y acreditan el honor de una persona, e incumplirla reiteradamente con premeditación y alevosía lo compendia y resume Pedro Sánchez. Lo descorazonador es que su ejemplo está teniendo un efecto demoledor sobre una sociedad española que en una proporción no menor se ha alejado de los principios y valores sobre los que se ha construido la identidad histórica y nacional de España. Solo así, se explica que todavía millones de ellos depositen mediante el voto su confianza en él, y de manera especial los que son militantes de las siglas políticas que actualmente conforman una mera plataforma de poder al servicio incondicional de los intereses y conveniencias suyas. Sus discípulos aventajados han asumido su estrategia y la aplican cual ventrílocuos para la ocasión, y el último ejemplo lo representa su anterior director de Gabinete, actual ministro y aspirante a suceder a Isabel Díaz Ayuso en la Puerta del Sol de Madrid. En su presentación oficial como enésimo candidato socialista frustrado a la presidencia, se atrevió a auto proclamarse como el candidato «de la verdad», y prometiendo ganar en 2027. Ser la persona elegida por el dedo del líder supremo y presentarse como el candidato de «la verdad» es un oxímoron como el que relatamos en este Trípode con anterioridad.