El canto del cuco

Asuntos pendientes

Lo que parece más seguro es que hará un amplio reajuste de Gobierno y una renovación en Ferraz, y en el «núcleo duro» de La Moncloa

El repaso de los asuntos pendientes tiene enjundia y refleja el clima de incertidumbre en que nos movemos. Lo más inmediato y ruidoso es qué va a pasar el domingo aquí en las elecciones europeas. ¿Habrá un contundente voto de castigo a Pedro Sánchez por la amnistía, el caso de su mujer, Begoña Gómez, y la corrupción de las mascarillas? ¿O mirarán los españoles para otro lado y reafirmarán con su voto condescendiente al sanchismo en el poder? Del resultado de esta prueba depende la convivencia democrática en España o el aumento de la discordia y el fango. De momento, según los sondeos, Sánchez va perdiendo.

No menos interés despierta la incógnita de la aplicación y el alcance de la Ley de la Amnistía que el Gobierno guarda pudorosamente en un cajón hasta que pasen las elecciones europeas. Pedro Sánchez no se atrevió siquiera a dar la cara el jueves en la histórica sesión del Congreso de los Diputados. A ver qué hacen ahora los jueces españoles y la Justicia europea. Parece que el Tribunal Constitucional, en manos de Conde Pumpido, dará largas al asunto. Lo razonable sería que tuvieran en cuenta lo que dice el artículo 117.3 de la Constitución Española: «El ejercicio de la potestad jurisdiccional (...) juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado, corresponde exclusivamente a los Juzgados y Tribunales». ¡Exclusivamente! No al presidente del Gobierno a cambio de siete votos ni al Congreso. Por cierto, los representantes del pueblo -tan representantes son los diputados como los senadores- han votado mayoritariamente en contra. Y, según los últimos sondeos, una abrumadora mayoría de españoles se opone a la medida.

Pendiente de la aplicación de la amnistía está el incierto futuro político de Cataluña y de España. La cuestión es: ¿Sacrificará Pedro Sánchez al candidato de su partido, Salvador Illa, ganador de las elecciones, cediendo a Puigdemont la presidencia de la «Generalitat», a cambio de que el fugado de la Justicia lo sostenga a él en Madrid? ¿O mantendrá Sánchez su apoyo a Illa poniendo en serio riesgo su continuidad en La Moncloa? Hay una salida al laberinto, que no es descartable: colocar a Illa, dejar colgado a Puigdemont, recular en la amnistía con la ayuda del Tribunal Constitucional, y convocar elecciones generales, si los comicios europeos dan pie. Un nuevo cambio de opinión, celebrado fervorosamente por muchos. Lo que parece más seguro es que hará un amplio reajuste de Gobierno y una renovación en Ferraz, y en el «núcleo duro» de La Moncloa, asesorado directamente en este caso por su mujer. Todo, por lo que pueda pasar.