A pesar del Gobierno
Amnistía fiscal
La amnistía fiscal fue condenada hipócritamente por el PSOE, como si los socialistas jamás la hubieran propuesto o aplicado, pero también se extendió el desconcierto en el PP, al que parece incomodarle decir una cosa y la contraria algo más que a la izquierda. Dicha amnistía es una medida inmoral que premia a quienes no han cumplido con sus obligaciones, representando así un agravio comparativo con respecto a los ciudadanos respetuosos de la ley. Hay dos maneras de resolver el problema: la práctica y la posible.
La que refleja la habitual astenia doctrinal de la derecha es la práctica, que es la que se ha hecho, a saber, meter en un lío a los ciudadanos, chantajeándolos con que para "salvar"el Estado del Bienestar hay que crujir a los cumplidores y recompensar a los defraudadores, o, como dijo proféticamente el secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferre, si falla la amnistía "hay que plantear subir el IVA", como si no hubiese más alternativas. El último acto lo protagonizó Barbie en Colombia: "No hay dinero", dijo. Pero si no lo hay, entonces ¿por qué subió los impuestos directos y va a subir los indirectos? Precisamente, los impuestos pueden dar una clave para la solución posible: amnistiar a los contribuyentes, pero no los pasados sino los futuros, es decir, bajar radicalmente los impuestos. Dirá usted: ¡no se "salvará"el Estado del Bienestar! Diré yo: ¿a quién hay que salvar, a los ciudadanos o a la coacción sobre ellos?
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