Dos equivocaciones que Rajoy se fuma en pipa

Isabel Pérez Espinosa, la candidata oficial del PP asturiano, no debería haberle nunca pedido a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que hiciera campaña en su favor. Ella tenía que saber que era una petición improcedente: era tanto como instarla a que fuera contra su conciencia y a que fingiese ante el electorado para así ganar algún voto. Llegó incluso a sugerirla que no se preocupase, que fuera, que se pusiera en la foto, y que no aceptara preguntas de los periodistas, para no tener así que pronunciarse sobre Francisco Álvarez Cascos, a quien ella, de verdad, sigue apoyando. No será la primera vez que Aguirre, o cualquier otro dirigente, no participa en una campaña electoral y no sucede nada. Ni nos habríamos posiblemente enterado de que no iba a Asturias en medio de la vorágine electoral. O si nos hubiésemos dado cuenta, habría dado mucho menos que hablar. Y Aguirre nunca debió decir en público que no iría a Asturias a apoyar a Espinosa. Podría haber guardado silencio y, cuando llegara el momento, mirar para otro lado y cumplir con su conciencia. Con su nuevo amago de "verso suelto"lo que va a conseguir es que a Espinosa le lluevan los apoyos y las visitas de la plana mayor del partido porque en tiempos de cambio cualquier ocasión de rendir pleitesía al líder es aprovechada por si acaso, como diría aquel. Dos equivocaciones que a Rajoy le dan igual. Ni Asturias es su obsesión electoral, aunque todo sume, ni a Aguirre la ve hoy como un rival con autoridad dentro del PP.