No es lo que parece

Las comunidades que no querían crecer

La Razón
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Nos quedan meses de batalla política en el terreno de las comunidades autónomas. Mariano Rajoy pretende que la gestión territorial de su partido sea el modelo de lo que él pretende hacer en La Moncloa, y eso implica que no asumirá ninguna decisión costosa ante la opinión pública, y mucho menos se comerá el marrón de las herencias socialistas. Y al candidato Rubalcaba le vale todo para despertar al decepcionado votante de izquierdas. Rubalcaba, quien, por cierto, no sólo ha aceptado la nominación a dedo, sino que ha pugnado por ella enfrentándose al presidente del Gobierno... En suma, que el lío autonómico tendrá que seguir esperando. Y el problema, de modelo, seguirá sin resolverse cuanto menos de aquí a las próximas elecciones generales. Y seguro que más. ¿Alguien se va a atrever a ponerle el cascabel al gato cuando el tactismo electoral exige ser políticamente correcto y hasta bendecir el discurso de que el Estado no cumple con Cataluña? Así que nadie va a decir tampoco que el problema es que ya está bien de convivir con unas comunidades que sufren el síndrome de Peter Pan y se resisten a crecer y a ser de verdad autónomas y responsables de sus ingresos y de sus gastos. Nadie va a decir que hace falta ir a otro modelo, si cabe hasta federal, pero en el que los Gobiernos regionales tengan sus propios ingresos en un marco de políticas coordinadas. Y nadie tampoco va a decir que órganos como el Consejo de Política Fiscal y Financiera ya no sirven absolutamente para nada. Así que, a seguir esperando y a distraernos con el ruido político y las cifras que unos y otros se tiran a la cabeza.