Cuartel emocional

El zulo

Imagino a Pino padre, aplaudiendo socarrón desde el más allá, orgulloso de que su hijo se haya llevado el emporio empresarial a Holanda

Esto de la memoria histórica no incluye el zulo donde Ortega Lara estuvo secuestrado quinientos y pico días, pero a muchos no se nos olvida el suceso que resolvió el Baltasar Garzón de entonces, no el de ahora, casado con la manipuladora Dolores Delgado. Menos mal que el tiempo y la desmemoria los tienen opacados. Pero me desvío si me voy por Mondragón, porque lo que quiero es hablar del zulo donde se reunieron los grandes empresarios del Ibex en Davos con Sánchez. El sitio era infecto y mínimo, casi como el habitáculo de Ortega Lara, y había una incomodidad ambiental que se mascaba. Del Pino le saludó –al soi disant-, con un irónico y hasta cáustico “me alegro de verle, presidente”; así es él. Imagino a Pino padre, aplaudiendo socarrón desde el más allá, orgulloso de que su hijo se haya llevado el emporio empresarial a Holanda, escupiendo así en la cara de los que hoy gobiernan. Más tolerante y blando es el guapo Entrecanales, que sabe bailar con los más feos y sonreír mínimamente con la comisura de su boca. Típico tío “guay” que a veces defiende causas indefendibles; Lula da Silva, sin ir más lejos, pero una, que es prudente, porque puede que algún detalle se me escape –el de la empresa es un arcano que no alcanzo a manejar-, se calla la boca y escucha para aprender. La Botín no se rebajó a juntarse al grupo porque ni apoya ni tolera la más mínima bobada, no pierde el tiempo, o sea, y sí lo hicieron (lo de perder el tiempo) Galán, Pallete, Reynés y por ahí. La conclusión ha sido la más absoluta de las nadas, mientras Yolanda Díaz clama que se bajen el sueldo los protas del Ibex. Éstos, como es de suponer, ni oyen ni escuchan los graznidos de la vicepresidenta segunda a quien más le valdría destituir fulminantemente a una tal Engracia Rivera, de Sevilla, quien públicamente llama “subnormal” a Feijóo y es señalada por cobrar varios meses sin trabajar. Es lo suyo, lo de los comunistas, digo, trabajar lo mínimo e insultar al de al lado mientras rellenan el bolsillo con prebendas de aquí y de allá.

Lo que me tiene muy disgustada es lo de Pumpido, el chavista que enmienda la plana, que anula al Tribunal Supremo. Nunca pudimos imaginar semejante atropello. ¿Por qué no se levantan en masa los jueces? ¿Es tan aplastantemente poderoso el hombre que nació en la misma casa donde se crió mi padre, en la calle Riego de Agua de La Coruña? Creo que no tiene decencia suficiente como para pisar el mismo suelo donde jugó mi progenitor, ejemplo palmario de honestidad y referente de mi vida. Dicen que hacia sus adentros se duele de lo que hace. Lo dicen también de Bolaños, abogado que trabajó en el despacho de Uría –eficacísimo grupo de juristas que cuenta con una clientela muy selecta y que ganan pleitos sin fin-, quien en el fondo de sus tripas debe sentir asco de sí mismo. O no, ¿quién sabe? El puestecillo de ministro es muy goloso, el sueldo también y el coche oficial con escolta, ni te cuento.

CODA. Titular muy goloso: “El Gobierno detallará las conductas sexuales adecuadas”. Como a todos los de ultraizquierda les gusta manejar hasta los asuntos de cama de la ciudadanía. Lo que ocurre es que hay temas que se les han ido de las manos y ahora tienen que enfrentarse a que los niños pequeños no solo quieran decidir si son chicos o chicas o cualquier variedad catalogada de las que hoy día disponemos sino que también se han hecho altos consumidores de porno. No me extraña, con los pintas que vemos empujando los carritos de bebé… Mis padres tenían otro aspecto.