
La situación
Colapsa la muralla de Frankenstein
Ese conglomerado que Rubalcaba bautizó con tino como «Frankenstein», aún se sostiene en un difícil equilibrio, con el único fin de evitar que el PP alcance el poder de la mano de Vox: antes que la derecha, mejor un PSOE corrupto
Sí, quizá el presidente dijera la verdad cuando, con tono fúnebre, quiso convencer a los españoles de que no sabía nada de las andanzas de Santos Cerdán, igual que siempre negó haber conocido las de José Luis Ábalos con Koldo García. Sí, quizá el presidente dijera la verdad. Pero entenderá, y entenderá cualquier persona razonable, que está justificado dudar de su palabra, de la misma forma que el propio Pedro Sánchez y el PSOE dudaron en su día –e hicieron bien en dudar– del testimonio de los dirigentes del PP que negaban conocer las actividades ilegales de los corruptos que merodeaban por Génova 13.
El último informe de la UCO, que ha supuesto la caída de Santos Cerdán, ha tenido un efecto que no tuvieron los anteriores. Esta vez ha colapsado la muralla defensiva construida por Moncloa, por el PSOE, por los partidos que orbitan alrededor del PSOE, por la guerrilla formada por activistas tuiteros de la izquierda, y por determinados medios e informadores entregados a la causa de considerar que todo era mentira; que los casos de la esposa del presidente, del hermano del presidente, del número dos del presidente y del fiscal general del presidente eran fruto, únicamente, de una confabulación de jueces fascistas con periodistas de la fachosfera, arropados por la UCO patriótica. Sonaban a Rajoy cuando intentó convencer a los españoles de que el caso Gürtel «no es una trama del PP, sino contra el PP».
Ahora se ha reblandecido la argamasa que unió en la moción de censura de 2018 a ese conglomerado que Rubalcaba bautizó con tino como «Frankenstein». Pero aún se sostiene en un difícil equilibrio, con el único fin de evitar que el PP alcance el poder de la mano de Vox: antes que la derecha, mejor un PSOE corrupto. Y, sin embargo, si Vox llega a convertirse en partido de gobierno, la responsabilidad última recaerá, precisamente, en esa coalición de izquierda, extrema izquierda, nacionalistas e independentistas que controla el poder desde hace siete años. Porque, como teorizó Newton, «a toda acción le corresponde una reacción igual, pero en sentido contrario». Es lo del pecado y la penitencia.
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