César Lumbreras

A codazos en Bruselas

El Ejército patrullando por las calles de Bruselas. No recuerdo haberlo visto nunca desde que comencé a viajar a la capital comunitaria, hace más de treinta años. Sin embargo, pude contemplar esta imagen de los soldados, arma larga en ristre, apostados en lugares estratégicos, como las esquinas de las sedes del Consejo de Ministros y de la Comisión, el lunes. Es la consecuencia de los atentados de París y de los acontecimientos que tuvieron lugar en Bélgica, cuando la policía pudo detener a los terroristas antes de que actuasen. Mientras eso sucede fuera de los edificios comunitarios, en el interior se vive otra guerra sin cuartel, afortunadamente incruenta, en la que los comisarios y los vicepresidentes de la Comisión andan a codazos para marcar su territorio y encontrar su acomodo dentro de la misma. La estructura diseñada por Junckers, con una serie de vicepresidentes por área para coordinar a grupos de comisarios, ha provocado esta batalla por las competencias. Está por ver si este sistema funciona, o si salta por los aires; de momento, las primeras impresiones no son buenas. Lo mismo que tampoco lo son respecto a Grecia, donde los «descorbatados» se han hecho con el poder. El mensaje que han mandado los ministros de Economía de los países del euro es muy claro: sí a la negociación y a flexibilizar las condiciones para pagar la deuda, pero Atenas tiene que «apoquinar»; de quita o perdón, nada de nada. Por otro lado, en Bruselas crece la preocupación por si el Gobierno de «descorbatados» se pone a cambiar al comisario griego y nombrar a un afín. La cartera que ostenta es la de Interior y no es cuestión de dejar esas competencias tan sensibles en manos de la extrema izquierda.