Fernando Rayón

A la caza del adversario

La Razón
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La actitud de la oposición –de toda por cierto– pidiendo la dimisión de Fernández Díaz antes de saber nada de su entrevista con Rato tenía un fin: cobrarse una pieza a toda costa y sembrar nuevas dudas sobre corrupción y oscuras tramas del PP. Pero su reacción después de conocer la explicaciones del ministro resulta más preocupante. Y lo es porque un ex vicepresidente del Gobierno o un cualquiera tienen derecho a que no se les amenace de muerte ni a él ni a su familia. Y todos los partidos, si es que se sienten representantes de los ciudadanos, deberían haberse pronunciado sobre este asunto de gravedad. Pero ¡qué va!; de eso no han dicho ni media. Han preferido volver a su discurso, que para eso hay elecciones.

Las amenazas a través de las redes sociales, o por carta, o cómo se produzcan, no son una cuestión menor. Por mucho que algunos políticos utilicen Twiter o sus móviles para vomitar barbaridades, un Estado de Derecho no puede permitir que el insulto se instale en la vida pública. Y si ellos no valoran esas amenazas, los jueces tienen medios para conocer de quién proceden y castigar su delito. Hubiera sido positivo que un partido o un político, al menos uno, hubiera hecho esta reflexión, pero quizá piensan que Rato se merece eso y mucho más. Recuerda el «algo habrá hecho», el comentario infame que durante décadas escuchamos para justificar los atentados de ETA. Pero no: por muy mal que nos caigan Rato, o el propio Fernández Díaz, no garantizar su seguridad es no garantizar la nuestra, y el respeto a las personas está en la base de toda nuestra convivencia y democracia. Haya elecciones, sea verano, o estén, como siempre, a la caza del adversario.