Política

Alfonso Merlos

¿A qué jugamos?

¿A qué jugamos?
¿A qué jugamos?larazon

Es el cuento de nunca acabar. Y se veía venir. Sucede cuando se presenta un proyecto desmarcado de la realidad, a contracorriente, con muletas, ayuno de claridad moral, falto de toda clase de apoyatura legal. Antes o después se pierde por completo la perspectiva y la esencia de lo que se había anunciado o prometido. Y en ésas está Artur Más.

¿Juega a las elecciones? ¿Al referéndum? ¿A todo y a nada? ¿A sembrar confusión y desestabilizar a una sociedad entera mientras debilita y hasta corrompe las funciones más básicas de las instituciones del Estado? Da lo mismo. Porque la conclusión es que la jugada ya no cuela, si es que pudo hacerlo hace meses.

A medida que pasan las semanas y se consumen las fechas de esta improvisada y chapucera hoja de ruta queda al descubierto el error mayúsculo y la estafa soberana de quienes, arrastrados en tantos sentidos, intentan recorrerla.

No. No está el país para bromas ni para experimentos ni para cambios semanales de planes. Y un gobierno regional tan sustantivo en su quehacer para la marcha de España como el de Cataluña no puede generar más incertidumbre de la que a cada ciudadano le generan sus diarios avatares.

Quizá sea pedir lo imposible. Pero nunca es tarde para formular un ejercicio de responsabilidad. ¡Y pobre del político que no se aplique esta máxima! En el caso de CiU, ERC y sus subvencionados palmeros ese ejercicio pasaría por recoger con dignidad la cuerda de esta cometa tonta. Les provocaría un intolerable sonrojo, claro. Sería una prueba inequívoca de debilidad, sin duda. Pero cuanta más alta sea la escalada de charlotadas, más dura será la caída.