Iñaki Zaragüeta
Actos que han de desaparecer
Un grupo de impresentables radicales se presentaron ante la casa de la vicepresidenta del Gobierno valenciano, Mónica Oltra, sobre las nueve y media de la noche del miércoles a molestarla con canciones, gritos y demás expresiones típicas de los ultras. La acción recibió la condena automática de todos los partidos políticos, como corresponde a una democracia, y a la que me sumo sin reservas.
Como todo en esta vida tiene su aspecto comparativo, en política mucho más, conviene resaltar que este comportamiento de repulsa nunca fue correspondido en tiempos anteriores ni por ella, ni por su partido Compromís, ni por ninguno de sus adláteres de ultraizquierda, cuando se animaban entre sí para hacer esos mismos escraches, incluso más crueles, contra el ex presidente de la Generalitat valenciana Francisco Camps, la diputada del PP Rita Barberá, el también ex presidente Alberto Fabra, el eurodiputado Esteban González Pons o la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáez de Santamaría y demás cargos públicos del Partido Popular, o en estos tiempos contra los concejales catalanes del PP y Ciudadanos. Algunos de ellos los sufrieron día tras día, semana tras semana. Ultras tanto unos como otros.
Deseo fervientemente que estas conductas desaparezcan de nuestra sociedad y que la víctima del miércoles junto a todas sus huestes recuerden la repulsa general, de todos, que ha recibido el hecho y no vuelva a ponerse una camiseta con «Wanted Camps», no califiquen de «libertad de expresión» y «signos de democracia» los escraches a los miembros de otros partidos, ni los justifiquen como «jarabe democrático de los de abajo». Así lo hicieron y, lo que es peor, algunos lo siguen haciendo.
Hasta el Gobierno valenciano va a poner una denuncia a través de la Abogacía de la Generalitat. No sé si es o no pertinente, pero desde luego habría que haberlos oído si esa decisión la llega a tomar un Gobierno del Partido Popular en los numeroso casos que padecieron. En estos tiempos convulsos y a modo de estrambote proclamo «Reine la paz entre todos». Así es la vida.
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