Rosetta Forner

Aprendiendo a vivir

Aprendiendo a vivir
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Como «coach», enseño a la gente a vivir, a sacar partido a sus capacidades, desarrollar habilidades, descubrir sus talentos, y a convertir los problemas en oportunidades de aprendizaje –me formé en California en PNL (Programación NeuroLinguística)–. Mientras aspectos básicos, como aprender a resolver problemas vitales, se han dejado ahora en manos de la Enseñanza, otrora era en la familia donde se enseñaba a sacarse las castañas del fuego. El resultado es el que es, porque hemos pasado de la excelencia a la mediocridad, y porque el nivel de exigencia escolar ha bajado. Por consiguiente, en lugar de lamentarnos, sería más práctico analizar las causas, «cómo hemos llegado a este resultado NO deseado», con el fin de elaborar una estrategia –en vez de parches, es lo que se ha venido haciendo– que solucione el problema desde la raíz. El ser humano tiene más capacidades de las que usa, y necesita un «maestro» que le enseñe a usar lo aprendido. Empero «Boloña» ha fomentado que cada uno se las apañe, minusvalorando el papel del enseñante –es lo que tiene el aprender sin educar–. Saber salir adelante en la vida va más allá de la inteligencia académica y de las notas: «La información es rumor hasta que se convierte en conocimiento». Mucha gente no sabe sacarse partido. Se puede ser bueno «memorizando», pero eso no garantiza una personalidad decidida, independiente, resolutiva... A los niños hay que enseñarles a saber manejarse y afrontar todo tipo de situaciones. Esto supone «educar» y pasar tiempo con ellos, o sea, hacer de padres. La tele no educa sino que alela las neuronas y fomenta individuos estupidizados que no saben apañárselas sin «un manual de instrucciones». Mis padres suelen contarme que ellos se fabricaban juguetes e ideaban soluciones alternativas para suplir la carestía: eran niños inventores. Los de ahora no saben hacer ni una cometa. Toda esta inutilidad tiene su origen en que se les da todo hecho. Menos tele y más educar, más fomentar la imaginación, la creatividad y el ser interdependientes. Aprender a vivir es la asignatura pendiente.