Toni Bolaño
Artur Mas o la fe del converso
Artur Mas se ha revestido de púrpura para liderar el proceso soberanista. Pero la verdad es que Mas es la personificación de la fe del converso. En una entrevista, publicada en el año 2006 por su diario de cabecera –«La Vanguardia»–, dijo sin despeinarse –valga la redundancia– que no asistió a la manifestación a favor de «la libertad, la amnistía y Estatut d’Autonomia» de 1977 porque se encontraba estudiando.
Muchos de los que allí estuvieron también estaban estudiando. Otros se habían dejado la piel para recuperar las libertades. Otros apostaban ya por el catalanismo, como Miquel Roca, el padre de la Constitución, que ayer dio su apoyo a Unió Democrática de Catalunya.
Fue la primera gran manifestación de la transición en la ciudad de Barcelona, pero lo importante para Arturo –no se cambió el nombre hasta el año 2003, su primera campaña como candidato a la Generalitat de Cataluña– era Mas. Lo de la libertad, la amnistía y el Estatuto eran harina de otro costal. Eran cosas de la plebe. Él iba a lo suyo. En esa época no iba a «manis», pero sí que tenía tiempo para salir con las amigas. Con una García Valdecasas.
Lo que son las cosas, nos enteramos de estas veleidades del «líder» en una entrevista publicada en «La Vanguardia» en el año 2006. ¿No adivinan quién le hizo esa entrevista masaje? Xavier Sala Martín, el gurú de hoy que aspira a ser consejero de Economía en la Cataluña indepe.
Su fe del converso se redobla en la campaña. Todo lo malo que sucede en Cataluña lo personifica en José María Aznar, la ultraderecha, dice. Es lo que tiene el converso, que siempre trata de que olviden su propio pasado. Qué lejos quedan sus conversaciones en catalán «en la intimidad» tras el Pacto del Majestic. Su voto favorable a Aznar en sus dos legislaturas. Su apoyo a la guerra de Irak con riñas públicas incluidas con el ya entonces díscolo eurodiputado –hoy ya enemigo público número uno– Ignasi Guardans, como ayer recordaba el maestro Joan Tapia en «El Periódico». Sus autoelogios al mejor pacto de financiación conseguido en Cataluña después de sus negociaciones con Rodrigo Rato. Su apoyo a la reforma laboral. Su apoyo al Plan Hidrológico Nacional. Sus conversaciones para que CiU entrara en el Gobierno de España en el año 2002. Su trama urdida para acabar con el molesto liderazgo de Vidal Quadras en el PP catalán. Su pacto con los populares de Alicia Sánchez- Camacho en 2010.
Es lo que tiene la fe del converso, que pone tierra de por medio con el pasado, lo olvida y es su más duro crítico. Mas lo ha olvidado todo. Lo hace tan bien que ni siquiera se acuerda del 3 por ciento.
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