Restringido
Asensio
Cuentan que cuando el Mallorca pidió al Barça cuatro millones por Marco Asensio, recibió una respuesta similar a la del Celta cuando se planteó el traspaso de Nolito: «A plazos». Fin de la charla. Aseguran que fue Rafael Nadal quien conectó con el Madrid, su equipo, para espabilar a la secretaría técnica. El Madrid negoció raudo y veloz y, según otras voces, adquirió al futbolista mallorquín por 3,5 millones y lo dejó cedido en su club de origen, para foguearlo en el Espanyol la temporada siguiente. El Getafe intentó ser el destino de transición. Sin suerte. Afirman que cuando tenía 10 años, su padre, Gilberto, coincidió con Florentino Pérez en la isla, que se acercó a él con el niño de la mano y, con todo respeto y henchido de orgullo, vaticinó: «Mi hijo algún día jugará en el Real Madrid».
Asensio tiene duende, quizá su madre, Maria, que falleció víctima de cáncer cuando él tenía 15 años. Golpe tremendo, que superó. A su memoria dedica cada uno de sus goles. Fue campeón de Europa sub’19 y mejor jugador del torneo con España, que sabía que Holanda quería convencer a Marco Asensio Willemsen, con doble nacionalidad, para que jugara con la Oranje. Pero optó por la Roja, con la que debutó. Tranquilizó a la Federación Española cuando jugó oficialmente frente a Liechtenstein el día 5 del último septiembre.
En mitad del «terremoto Cristiano» surge la figura de Asensio en Gdansk. Tres goles a Macedonia con la sub’21 en el Europeo. Líder carismático. Recurre a la chistera y exhibe polivalencia, técnica depurada, habilidad e instinto goleador. Juega y hace jugar. Marca de tres en tres y de diversa factura. Es la sensación, la esperanza, la ilusión. No es Ronaldo, es Asensio.
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