José Luis Alvite

Así somos

Así somos
Así somoslarazon

Otro informe demoledor asegura que los adultos españoles están a la cola en aptitud matemática y en comprensión de la escritura. Ya tenemos una nueva excusa para avivar la polémica sobre la ineficacia de las reformas educativas. Naturalmente la polémica durará unos días y después se apagará hasta que nos alarme otro informe. Por supuesto, seguiremos donde estábamos, víctimas de una modorra colectiva que nos impide reaccionar, como si el descrédito cultual de España fuese algo que siempre hay que esperar, un rasgo de nuestra personalidad colectiva, casi una tradición. Es como si encontrásemos placer en la constatación de que somos un país culturalmente miserable, un lugar sin criterios morales, sin horarios, sin sensatez, en el que muchos jóvenes sólo se detienen delante de la biblioteca pública para apoyarse al amanecer en la puerta y vomitar después de una noche de copas. Eso es en lo que nos hemos convertido por culpa de una desidia tenaz e irresponsable, al final de una larga sucesión de despropósitos que se corona por ahora con ese muestreo de españoles que lo único que entienden de un buen libro es que arde igual que si fuese malo. Somos ese país del sur de Europa en el que las ideas importan menos que los vicios, un sitio en el que al perro que se caga en la calle se le mira peor que si eso mismo lo hace su dueño. Con ser alarmante que millones de españoles no entiendan el contenido literario de una novela, aun más inquietante resulta que una vez abierto el libro, no hay que descartar que algunos encuentren incluso serias dificultades para acertar a cerrarlo. Vivimos en la duda entre lo que querríamos ser y lo que somos. Deseamos un nivel de eficacia europeo y al mismo tiempo evitamos renunciar a nuestros horarios, a nuestros vómitos y a esa extraña manera de actuar de un país en el que al artista de talento sólo se le aplaude con motivo de sus funerales.