Cristina López Schlichting
Bár-ce-nas
No es por quejarme de los magros emolumentos con que nos obsequia Paco Marhuenda, pero yo le habría cobrado a Rubalcaba la mitad que sus asesores por servirle mejor munición oratoria. Alfredo no podía bajar de esa tribuna sin sacarle los colores a Rajoy y lo único que hizo fue mejorarle la color, que no tiene mérito porque suele estar pálido. Y el socialista estuvo «salao» cuando se comparó con Madre Teresa, no digo yo que no, o cuando dijo que el presidente llevaba 14 años en el poder, pero no hizo faena. Anda que no tenía materia para aliñarla con «Gürtel», Mato, Montoro, Camps, Matas o Bárcenas. Pero se dedicó a sobreactuar con lo de la señora que, en vez de medicinas, compraba pollos. Que tal vez fuese verdad, pero quedó escaso como síntesis macroeconómica. Y luego repitió tanto que los habían echado y que se preguntaban por qué no habrían hecho lo que tenían que hacer cuando estaban en el poder, que nos quedó claro que están donde están porque es donde tienen que estar, o sea, en el rinchi. Luego entró Mariano. Se vio que entre Jorge Moragas y Carmen Martínez lo habían picado bien y estaba como un mihura, que tiene su mérito porque los toros de lidia se dan fatal en las rías. Y explicó con doscientas mil palabras algo tan obvio como que hace un año nos iban a intervenir y al grito de «¡Español!» la gente de Europa se echaba mano a la cartera, y que ahora hasta nos saludan y nos compran bien la deuda. Las cosas han vuelto a su carril y es cosa de tiempo que mejoren aunque –como siempre me dice Jürgen Donges– el problema de los españoles es que queremos todo «ya». Resumiendo, que el duelo de esta semana se reducía a esto: o hablar de corrupción o economía. Si pasaba lo primero, ganaba el PSOE; si lo segundo, el PP. La derecha se la juega en la economía porque es lo único que la gente espera ya de los políticos y porque la corrupción es tan nauseabunda que se piensa: «Ya que nos roban...que nos saquen de ésta». Y la batalla la ha ganado Rajoy. Pero la guerra no ha terminado. La izquierda sabe que si el Partido Popular nos desenfanga de la crisis, se va a pasar en el dique seco una temporadita, así que lo que no ha hecho Rubalcaba en la tribuna, piensa hacerlo en los medios de comunicación y la calle. Prepárense para oír enterita la declinación Bárcenas-Barcenaetis.
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