Iñaki Zaragüeta
Barcos sin honra
Demasiadas sospechas rodearon la vida de Jordi Pujol y CiU como para que hayan tenido que pasar tantos años para que ambos comiencen a ser tratados como el resto de los españoles. Conocidos los acontecimientos de los últimos días, queda demostrado que ese lema regio «la Justicia es igual para todos» no se ha cumplido con el ex presidente de la Generalitat de Cataluña.
Pujol y su entorno han sido amparados por unos y por otros. Entre unos y otros se ha mirado hacia otro lado desde el asunto Banca Catalana hasta esas palabras lapidarias de Pasquall Maragall a Artur Mas, en clara referencia a CiU y a las adjudicaciones durante los casi 25 años de gobernación «...ustedes tienen un problema y ese problema se llama el tres por ciento». Por bastante menos, cualquier españolito hubiera sido objeto de minuciosa investigación.
Del primer asunto, las secuelas las padeció Carlos Jiménez Villarejo, el fiscal que dirigió el interrogatorio, y no el «Muy Honorable», quien supo vincular su entonces presunta fechoría con el devenir de la democracia española. Del segundo, terrorífica acusación, quedó en nada. Tan sólo aquella inaudita respuesta de Mas que, lejos de amenazar con una querella si no rectificaba, se limitó a amagar con romper cualquier acuerdo para sacar adelante el nuevo Estatuto de Cataluña.
La vergüenza es que, como decía ayer mi amigo Rogelio, Jordi Pujol, con toda probabilidad, se irá de rositas. Entre la amnistía fiscal, la prescripción, la autoincumplación y demás, él y su troupe seguirán disfrutando de su dinero y hacienda. Eso sí, instaurando un nuevo lema «más vale barcos sin honra, que honra sin barcos». Si el contraalmirante Méndez Núñez levantara la cabeza... Así es la vida.
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