Carlos Rodríguez Braun

Beatriz Talegón

Beatriz Talegón
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El reciente abucheo a Beatriz Talegón me pareció no sólo cruel sino completamente injustificado. La nueva estrella socialista responde al mismo modelo antiliberal que propugnan los manifestantes que protestan por la pretendida reducción del gasto público; es decir, por la posibilidad de que bajen los impuestos. La señora Talegón, desde que se graduó en la Universidad de Alcalá, ha vivido siempre del dinero público –eso sí, sin tener que tomarse la molestia de aprobar una oposición–. Es una «apparatchik» paradigmática, como bastantes de los supuestos líderes de los supuestos movimientos sociales, todos calcados en sus ideas hostiles a las mujeres y los hombres libres. El discurso que pronunció ante la Internacional Socialista en Cascais, y que tanto revuelo ha armado, es una sucesión de tópicos izquierdistas, empezando por el habitual espejismo progresista de que la gente padece los males que «el capitalismo de libre mercado les ha causado». Esta señora habla como si no hubiera estados, ni impuestos, ni regulaciones, ni prohibiciones, ni nada. Al ser inconcebible que crea en semejante locura, la conclusión razonable es que las restricciones actuales a la libertad y la propiedad le parecen pocas. Esto es exactamente lo mismo que proclaman los manifestantes contrarios a los «recortes», es decir, partidarios de los recortes de las carteras de los ciudadanos. Beatriz Talegón, pues, debería ser saludada y nunca rechazada por los enemigos de la libertad.