Bienvenido Pedro Sánchez

Aplaudiría entusiasmado la «rentré» de Pedro Sánchez poniéndose en contra de las veleidades secesionistas de algunos partidos catalanes, si no fuera por sus antecedentes tan veleidosos. Nadie ha sido capaz como él, que yo recuerde, de defender en una misma frase una tesis, la contraria y la de en medio. Aun así, quiero confiar en que la nueva ruta del futuro secretario general del PSOE estará diseñada por el respeto a la Constitución y las leyes. Por ello, bienvenido sea a esa senda.

Deseo, de la misma forma, que la comunicación hecha por Sánchez a Mariano Rajoy de forma taxativa contra las ambiciones independentistas haya borrado sus inclinaciones de estar dispuesto a aceptar un referéndum ilegal, una España nación de naciones, incluidas las culturales, sabiendo perfectamente que las características culturales de nuestro país son variadas, incluso variopintas. Como dice mi amigo Rogelio, poco tiene que ver un «aurresku» con una sevillana, una cortada de troncos con una tomatina, o una tirada de bueyes con los «bous al carrer» (toros por la calle) mediterráneos.

Esa diversidad ha convivido durante siglos haciendo disfrutar a todos de todo. Ahí están, si no, los millones de personas que se trasladan desde dentro y desde fuera para admirar cada una de estas singularidades.

Me parece trascendental que los dirigentes actuales de Cataluña hayan percibido la unidad de los partidos mayoritarios frente a sus aspiraciones, y que no hay resquicio para dinamitar la Constitución ni la soberanía nacional en función de sus deseos. Al parecer, de algo ha servido la travesía del desierto para este político a quien se daba por muerto y ha resurgido cual Ave Fénix. Así es la vida.