Manuel Coma
Callejón sin salida
Tres temas económicos se entrelazan en los enfrentamientos entre republicanos mayoritarios en la Cámara de Representantes y Obama y sus demócratas, éstos con el control del Senado: el «cierre gubernamental», el próximo límite legal sobre el volumen de la deuda del Gobierno y, entreverándose con ambos, la sanidad-Obama («Obamacare»), este último, tema prioritario de la política social de Obama. Tres cuestiones presupuestarias y una sola refriega política verdadera. Aunque la intensidad del choque presente el «cierre» como algo excepcional, lo cierto es que este fenómeno es parcial y ha tenido lugar 18 veces en los últimos 40 años. El año fiscal finalizó el 30 de septiembre sin acuerdo para el próximo ejercicio. Por tanto, por falta de dinero para pagar, cientos de miles de funcionarios se quedan de vacaciones forzosas sin sueldo. Si dura poco, las consecuencias son escasas. A Obama le interesa que el cierre sea lo más doloroso posible para el público, puesto que pone los inconvenientes sobre la cabeza de sus rivales políticos. La desavenencia de ahora se debe a que los republicanos de la Cámara Baja querían incluir en los presupuestos ciertos recortes y retrasos en la puesta en marcha de la costosa reforma sanitaria, a la que su base se opone radicalmente. Cuando llegue la discusión del límite sobre la deuda, que el Gobierno quiere ampliar y que también ha de ser aprobado por el Congreso, se volverá a plantear el mismo problema. Este callejón sin momentánea salida es obra personal de dos personajes con sus huestes detrás. El senador republicano Ted Cruz, que piensa que se está ganando a un sector republicano de cara a la candidatura presidencial de 2016. Obama sabe que la disputa es impopular incluso entre los que critican su reforma sanitaria y eso le permitirá recuperar la Cámara de Representantes en las elecciones de 2014. Necesita desesperadamente a Nancy Pelosi al frente de la «House» para salvar su segundo mandato. Además, divide a los republicanos, pues muchos no están de acuerdo con la estrategia de Cruz y han tenido que tragarla para preservar la unidad del partido.
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