Iñaki Zaragüeta
Cambio radical en «Nóos»
«Arrepentidos quiere Dios». Era la frase que escuchaba a mi abuela cuando yo era niño y pedía perdón para que me levantaran el castigo por alguna barrabasada hecha inocentemente por supuesto. Antes, aceptaba la culpabilidad. Eso mismo ha sucedido con el cambio de actitud protagonizada por el contable de la supuesta trama del «caso Nóos», Marco Antonio Tejeiro, un cambio que provoca un viraje radical del panorama judicial para algunos protagonistas, esencialmente para Cristina de Borbón y también pudiera ser que para Ana María Tejeiro, la mujer de Diego Torres, el socio de Iñaki Urdandarin. Tanto es así, que el juez instructor del asunto, José Castro, ha decidido lamar a declarar al «arrepentido» para que ratifique las autoimputaciones reconocidas al fiscal y las acusaciones de fraude contra sus jefes, Torres y Urdangarín. La novedad encierra derivadas de especial trascendencia tanto en el marco jurídico –la duquesa de Palma puede librarse del proceso- como en el sociológico. Esta perspectiva es sobre la que quiero reflexionar. La confesión de Tejeiro convertiría en inocente a la hermana del Rey y debería, además, alejarle de ser objeto de la crítica social. Si la Justicia la considera inocente, es inocente. Por tanto, no debe convertirse en objetivo de ataques por su condición de Borbón y Grecia. Eso la haría paciente de la injusticia y convertirá en injusto a quien la comete, no a quien la padece (Sócrates dixit). Ella merece un trato de igualdad ante la Ley a los Tribunales, como proclamó su padre. Pero no peor por ser quien es. Como dice mi amigo Rogelio, dejemos actuar a la Justicia y confiemos en ella. De lo contrario ¿qué nos quedaría? ¿El Ejecutivo? ¿el Legislativo? Demasiado poco. Así es la vida.
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