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La Razón
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Un think tank («laboratorio de ideas») es una organización privada, sin ánimo de lucro, independiente y autónoma respecto de cualquier organismo público y que tiene como principal objetivo investigar o asesorar en áreas relacionadas con las políticas públicas, según definición comúnmente aceptada. Los think tanks constituyen un instrumento útil de participación de la sociedad civil en la esfera pública y ayudan a gestionar el conocimiento para la toma de decisiones sobre temas políticos, económicos y sociales, pero además son instrumentos de presión de determinadas elites políticas y económicas, que se sirven de ellas para alcanzar mayor influencia. Entre los Think tanks más importantes y reconocidos de España destaca el Centro de Investigación de Relaciones Internacionales y Desarrollo, el CIDOB, nacido en 1955 a raíz del movimiento católico «Agermanament». Durante años el trabajo de investigación se orientó al análisis de la política exterior europea, especialmente la del Mediterráneo, Rusia, Oriente Próximo, América Latina y Asia. Destacados han sido los estudios sobre la política y la cooperación internacional, con un contrastado prestigio obtenido a través de seminarios, conferencias, debates y talleres. Recientemente el consejo rector del CIDOB aprobó el llamado «Plan director 2014-2017», entre cuyos objetivos está «establecer el debate en torno a la cuestión de saber si la secesión de Cataluña sería compatible con la integración europea y cuál sería su encaje en la escena internacional». El 15 de julio de 2015 el CIDOB presentó un informe que avalaba la secesión de Cataluña a través del pacto, como la vía más rentable y menos traumática para conseguir la independencia de Cataluña. En medio de un gran despliegue publicitario, los eurodiputados separatistas Ernest Maragall, Josep Terricabres y Ramon Tremosa presentaron este informe en Bruselas como el aval de la secesión. Sus autores afirmaban que con el paso de una Cataluña autónoma a una independiente dentro de la UE no se produciría una pérdida económica, siempre y cuando la independencia fuese pactada con el Estado español. Según el informe del CIDOB, la separación amistosa de Cataluña comportaría un incremento del PIB de 110.000 millones de euros para el periodo 2015-2030; por tanto, la independencia sería beneficiosa, y señalaban al Estado como el culpable de la crispación, al negarse a dialogar este supuesto. En cambio, el informe recogía que bajo un escenario continuista, es decir, que Cataluña continuase siendo una autonomía española y con el régimen fiscal común, sería «insostenible a largo plazo debido a la asfixia económica y financiera», con un déficit fiscal del 8% del PIB, similar a los últimos años. El CIDOB vendía su alma al separatismo, y España era la ladrona que oprimía y se negaba el diálogo. Hace unos días el ex eurodiputado convergente Carles Gasòliba decidió abandonar la presidencia del CIDOB por las diferencias con el Ejecutivo autonómico de Carles Puigdemont y con el flamante «minister» Raúl Romeva, harto de las presiones recibidas. El Patronato de la Fundación CIDOB lo conforman importantes empresarios y políticos españoles y entre las instituciones destacan el Ministerio de Asuntos Exteriores de España y el Ministerio de Defensa. ¿Seguirá el Estado apoyando la secesión? ¿El Estado decidirá alguna vez apoyar a los no separatistas? España es un país curioso.